Dos de ellas son costarricenses, Cecilia e Isabel Blanco, mientras que la tercera, llamada Teresa, es de origen guatemalteco.
La Iglesia realizó las celebraciones del Triduo Pascual dentro de los templos y algunos de los feligreses que desafiaron la prohibición fueron perseguidos y al menos tres de ellos, encarcelados.
El padre Donaciano Alarcón, que se encontraba en el país junto a los padres claretianos, fue desterrado después de la misa del Lunes Santo. Se encuentra en Honduras en buen estado de salud.
Los católicos viven una situación con tristeza, sufrimiento e impotencia. Pero a pesar de las prohibiciones las iglesias, y en particular las capillas de adoración perpetua, están colmadas de fieles.