Entregar nuestras súplicas a María, seguros de que ella las presentará con amor ante su Hijo.
Pedir a Dios sabiduría para hacer lo correcto.
Que nuestra oración de hoy sea: "Aquí estoy, Señor: te seguiré adondequiera que vayas".
Abrir nuestra vida a la gracia de Dios.
Procurar vivir con humildad y desprendimiento.