Lo hizo al recibir a miembros de una fundación que lleva el nombre de su mentor, el venerable Marcello Candia, y que se ocupa de promover iniciativas a favor de leprosos y enfermos pobres en Brasil.
"La tarea del confesor es perdonar, no torturar. Sean misericordiosos, grandes perdonadores, así los quiere la Iglesia", pidió el Santo Padre a la comunidad del Colegio Teutónico de Roma.
Durante la Audiencia General, el Pontífice denunció que en Ucrania "estamos asistiendo a la impotencia de las Organizaciones de las Naciones Unidas"
"Una nación pequeña pero rica en historia y civilización que sigue la lógica del respeto y la libertad y la convivencia de las diferencias"