Miércoles 30 de octubre de 2024

'La amargura es el elixir del diablo', advirtió Francisco a las religiosas

  • 13 de abril, 2023
  • Ciudad del Vaticano (AICA)
Francisco se reunió con la Unión de Superioras Mayores de Italia con motivo de su 70º Capítulo y les ofreció puntos de reflexión sobre el importante papel que desempeñan.
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“La amargura es el licor del diablo y es la antítesis de la esperanza. Cuando se cultiva el vinagre en lugar del azúcar, algo no funciona. La amargura, la acidez del corazón, hace mucho mal”, es la advertencia que dio el Santo Padre Francisco a las religiosas de la Unión de Superioras Mayores de Italia, a las que recibió en la Sala Clementina del Vaticano con motivo de su 70º capítulo general, que tiene como tema "En camino sinodal, mujeres testigos del Resucitado".

Hablando fuera de texto, el Papa mencionó a la amargura como una de “las enfermedades de la vida consagrada”, a la que definió como "ese espíritu de acidez interior" que sólo mira las dificultades o erige "un monumento al 'pero, sin embargo', buscando siempre lo que está mal". Al respecto aconsejó que “cuando vean que en una comunidad alguna hermana está en esto, ayúdenla a salir de esta situación; ayúdenla a salir de la situación de la gente melancólica, que siempre piensa: 'Pero, otros tiempos eran mejores, las cosas no van, que aquí, que allá...' Este es el elixir del diablo, esta amargura, licor de amargura. Por favor, nada de esto, solo dejemos que el Espíritu nos dé esta dulzura, que es una dulzura espiritual”, expresó Francisco.

Mujeres testigos y portadoras de esperanza
En su discurso a las religiosas, el pontífice las invitó a caminar juntos en la Iglesia, volviendo siempre al Evangelio para encontrar nuevos caminos y palabras para el mundo actual, y las animó a que sean generadoras de esperanza, fermento de Dios en medio de la humanidad. "Si una consagrada no da testimonio del Resucitado", según el pontífice, "ahí termina su vida".

Francisco recordó que las mujeres fueron las primeros testigos de la Resurrección. Ellas son el modelo de discípulas al que mirar porque -explicó- nos recuerdan "que si tenemos el coraje de recuperar la frescura original del Evangelio, surgen nuevos caminos, surgen métodos creativos, otras formas de expresión, signos más elocuentes, palabras cargadas de renovado significado para el mundo actual".

Jesucristo también puede romper los esquemas aburridos en los que pretendemos encerrarlo y nos sorprende con su constante creatividad divina. "Cristo es el 'Evangelio eterno'" y "su riqueza y belleza son inagotables":

"Vayan siempre con coraje, busquen al Señor, lo que nos dice hoy; no lo que nos dijo ayer. Es verdad que cada una de ustedes tiene su carisma, y éste es el espíritu con el que quieren hacer la pregunta: con ese espíritu de los fundadores que ustedes tienen en el corazón, hagan hoy la pregunta: 'Señor, ¿hoy qué debo hacer? ¿Qué debemos hacer?'. Y las mujeres son buenas en esto, saben crear nuevos caminos, saben dar... son valientes".

El Espíritu Santo, guía el camino sinodal
El segundo aspecto del que habló el Papa a las religiosas estuvo referido al “camino sinodal". En este sentido, recordó a las presentes que la presencia de Jesús no nos encierra en nosotros mismos, sino que “nos empuja al encuentro con los demás y a la decisión de caminar con los demás”. De hecho, prosiguió, "estas mujeres no optaron por quedarse con la alegría del encuentro ni por hacer solas el camino: optaron por caminar con los demás".

Francisco subrayó la importancia de recordar siempre que "para 'caminar juntos' es necesario que nos dejemos guiar por el Espíritu a una mentalidad verdaderamente sinodal, entrando con valentía y libertad de corazón en un proceso de conversión". Este es el camino principal de la Iglesia, agregó.

El tercer y último aspecto que abordó el Santo Padre fue el de ser "sembradores de esperanza". Señaló que el encuentro con Jesús Resucitado llena el corazón de esperanza y nos convierte en "generadores de esperanza" y, por tanto, nos lleva "a anunciar y llevar la salvación de Dios a este mundo nuestro, muchas veces perdido, que necesita respuestas que alienten, que den esperanza, que revigorizan el viaje". Sigan por este camino, alentó el sucesor de Pedro a las religiosas.

Finalmente, Su Santidad les reiteró a las hermanas que “el Señor las llama a ser, con renovado entusiasmo, “mujeres testigos del Resucitado, en camino sinodal y sembradoras de esperanza”, antes de bendecirlas y encomendarlas a cada una de ellas al Señor y a María Santísima.

“Seamos realistas, pero sin perder la alegría, la audacia y la entrega plena de esperanza. Sus numerosos proyectos hablan de esta dedicación plena de esperanza. ¡Sigan por este camino!”, exhortó.+