"Sueñen con otros, nunca contra otros" pidió el Papa a los jóvenes de Mozambique
- 5 de septiembre, 2019
- Maputo (Mozambique) (AICA)
Encuentro interreligioso con los jóvenes en el estadio Pavillon Maxaquen

“Se trata siempre de sonÌÂÂÂÂÂ?ar juntos. Sueñen con otros, nunca contra otros; sueñen como soñaron y prepararon este encuentro: todos unidos y sin barreras. Eso es parte de la ‘nueva paÌÂÂÂÂÂgina de la historia’ de Mozambique”, dijo el papa Francisco a los jóvenes mozambiqueños, este jueves 5 de septiembre, en el encuentro interreligioso que mantuvo con ellos, en el estadio Pavillon Maxaquen, en el marco de su visita apostólica al país.
El Santo Padre llegó al estadio, con capacidad máxima de 15 mil personas, acompañado del arzobispo de Maputo y en un ambiente de música, danzas y alegría juvenil, el Papa les dirigió un discurso en portugués improvisando y añadiendo frases en español e italiano.
“La alegriÌÂÂÂÂÂa de vivir es una de sus principales características de la juventud —y eso se puede sentir aquiÌ—. AlegriÌÂÂÂÂÂa compartida y celebrada que reconcilia y se transforma en el mejor antiÌÂÂÂÂÂdoto que desmiente a todos los que quieren dividir, fragmentar o enfrentar. ¡CuaÌÂÂÂÂÂnto les hace falta a algunas regiones del mundo su alegriÌÂÂÂÂÂa de vivir!”, exclamó el Papa ante el entusiasmo de los jóvenes.
A los jóvenes, cristianos, hindúes, musulmanes, presentes en el estadio, Francisco les dijo: “¡Ustedes son importantes! Tienen que saberlo, tienen que creérselo. ¡Ustedes son importantes! Pero con humildad. Porque ustedes no son soÌÂÂÂÂÂlo el futuro de Mozambique, tampoco de la Iglesia y de la humanidad. Ustedes son el presente que, con todo lo que son y hacen, ya están aportando lo mejor que hoy pueden regalar. Sin su entusiasmo, sus cantos, su alegriÌÂÂÂÂÂa de vivir, ¿queÌÂÂÂÂÂ seriÌÂÂÂÂÂa de esta tierra? ¡CuaÌÂÂÂÂÂnto les hace falta a algunas regiones del mundo su alegriÌÂÂÂÂÂa de vivir!
Gracias por estar presentes las distintas confesiones religiosas. Gracias por animarse a vivir el desafiÌÂÂÂÂÂo de la paz y a celebrarla hoy juntos como familia. Ustedes juntos —asiÌÂÂÂÂÂ como se encuentran ahora—, son el palpitar de este pueblo, donde cada uno juega un papel fundamental en un uÌÂÂÂÂÂnico proyecto creador, para escribir una nueva paÌÂÂÂÂÂgina de la historia, una paÌÂÂÂÂÂgina llena de esperanza, paz y reconciliacioÌÂÂÂÂÂn” exclamó el pontífice.
Cuando entré, ustedes cantaban reconciliación. ¿Lo repiten? Reconciliación. Reconciliación.
Contestando a un joven que preguntó al pontífice ¿coÌÂÂÂÂÂmo hacer para que los suenÌÂÂÂÂÂ?os de los joÌÂÂÂÂÂvenes se hagan realidad? Y ¿coÌÂÂÂÂÂmo hacer para que los joÌÂÂÂÂÂvenes se involucren en los problemas que aquejan al paiÌÂÂÂÂÂs? Francisco les dijo: “Ustedes, joÌÂÂÂÂÂvenes, caminan con dos pies como los adultos, pero a diferencia de los adultos, que los tienen paralelos, ustedes ponen uno delante del otro, dispuesto a irse, a partir. Ustedes tienen tanta fuerza, son capaces de mirar con tanta esperanza, son una promesa de vida que lleva incorporado un cierto grado de tenacidad, que no deben perder ni dejar que se las roben”.
“Es necesario cuidarse de dos actitudes que matan los suenÌÂÂÂÂÂ?os y la esperanza: la resignacioÌÂÂÂÂÂn y la ansiedad. Son grandes enemigas de la vida, porque nos empujan normalmente por un camino faÌÂÂÂÂÂcil, pero de derrota, y el precio que piden para pasar es muy caro. Se paga con la propia felicidad e inclusive con la propia vida”, advirtió seguidamente el pontífice.
¡No es bueno darse por vencido!, exclamó el Papa y explicó que “el deporte nos enseña a perseverar en los sueños”, y citó como modelos de perseverancia a los dos atletas mozambiqueños, Eusébio da Silva y Maria Mutola.
“Su suenÌÂÂÂÂÂ?o y ganas de jugar lo lanzaron hacia delante, pero tan importante como eso fue encontrar con quieÌÂÂÂÂÂn jugar” y añadió: Mucho se ha sufrido y se sufre porque algunos se creen con el derecho de determinar quieÌÂÂÂÂÂn puede “jugar” y quieÌÂÂÂÂÂn tiene que quedar “fuera de la cancha”, y van por la vida dividiendo y enfrentando”.
¡QueÌÂÂÂÂÂ importante es no olvidar que la enemistad social destruye! «Y una familia se destruye por la enemistad. Un paiÌÂÂÂÂÂs se destruye por la enemistad. El mundo se destruye por la enemistad. Todos juntos: ¡El mundo se destruye por la enemistad! ¡El mundo se destruye por la enemistad!
Y la enemistad maÌÂÂÂÂÂs grande es la guerra. Y hoy vemos que el mundo se estaÌÂÂÂÂÂ destruyendo por la guerra. Porque somos incapaces de sentarnos y hablar. Seamos capaces de crear la amistad social. No es faÌÂÂÂÂÂcil, siempre hay que renunciar a algo, hay que negociar, pero si lo hacemos pensando en el bien de todos podremos alcanzar la magniÌÂÂÂÂÂfica experiencia de dejar de lado las diferencias para luchar juntos por algo comuÌÂÂÂÂÂn”.
“Jugar juntos nos ensenÌÂÂÂÂÂ?a que no soÌÂÂÂÂÂlo la resignacioÌÂÂÂÂÂn es enemiga de los suenÌÂÂÂÂÂ?os y del compromiso, tambieÌÂÂÂÂÂn lo es la ansiedad. Resignación y ansiedad. La ansiedad «puede ser una gran enemiga cuando nos lleva a bajar los brazos porque descubrimos que los resultados no son instantaÌÂÂÂÂÂneos. Los suenÌÂÂÂÂÂ?os maÌÂÂÂÂÂs bellos se conquistan con esperanza, paciencia y determinación -esperanza, paciencia y determinación- renunciando a las prisas”, y subrayó Francisco: “Las cosas maÌÂÂÂÂÂs hermosas se gestan con el tiempo. El peor error seriÌÂÂÂÂÂa, por causa de la ansiedad y abandonar los suenÌÂÂÂÂÂ?os y las ganas de un paiÌÂÂÂÂÂs mejor por la ansiedad”.
Por último, el papa Francisco aconsejó a los jóvenes mozambiqueños a no dejar afuera a sus mayores. “TambieÌÂÂÂÂÂn sus mayores los pueden ayudar a que sus suenÌÂÂÂÂÂ?os y aspiraciones no se sequen, no los tire el primer viento de la dificultad o la impotencia; ellos son nuestras raiÌÂÂÂÂÂces”.
¡¡QueÌÂÂÂÂÂ importante es que aprendamos a ser manos amigas y tendidas! Busquen crecer en la amistad tambieÌÂÂÂÂÂn con los que piensan distinto, para que la solidaridad crezca entre ustedes y se transforme en la mejor arma para transformar la historia y comprometernos por el cuidado de nuestra Casa Común”
“Dios los ama, y en esa afirmacioÌÂÂÂÂÂn estamos de acuerdo todas las tradiciones religiosas”, concluyó Francisco su reflexión e invitó a los jóvenes a quedarse “un momento en silencio dejaÌÂÂÂÂÂndote amar por EÌÂÂÂÂÂl. Intenta acallar todas las voces y gritos interiores y queÌÂÂÂÂÂdate un instante en sus brazos de amor”.+