Al presidir la vigilia de oración en el marco del Jubileo de la Consolación el pontífice invitó a abrazar la fe en Cristo, para que el dolor no conduzca a la violencia, sino al amor perdonador.
León XIV se reunió con los padres agustinos al final de su Capítulo General, con los que compartió una reflexión sobre las vocaciones y la formación. Los animó a mantener su espíritu misionero.
En la fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz, el Papa reflexionó sobre el signo cristiano, que pasó de ser instrumento de suplicio a convertirse en símbolo de amor y salvación.
A los participantes de un Seminario organizado por la Academia Pontificia de Teología, el Papa los instó a la práctica de la teología basada en un encuentro personal y transformador con Cristo.