Se trata del templo dedicado a san Alberto Hurtado, en Curanilahue, provincia de Arauco, en el sur de la región del Biobío.
Ocurrió mientras regresaban de una visita a las iglesias de Nuestra Señora de Aparecida del Beato Donizetti, en Tambaú, y del Buen Señor de los Afligidos, en Pirassununga.