Jueves 2 de enero de 2025

Cromañón: 'Tanta vida joven arrebatada por la corrupción, la inoperancia y la indolencia'

  • 30 de diciembre, 2024
  • Buenos Aires (AICA)
Así se refirió Mons. Lozano a la masacre de hace 20 años en un recital. Una oración en la catedral por las 194 víctimas, un brazalete guardado y una certeza: "Ellos están presentes, ahora y siempre".
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Numerosos familiares y amigos de las víctimas participaron este 30 de diciembre de la misa que se celebró en la catedral metropolitana de Buenos Aires al cumplirse 20 años de la Masacre de Cromañón, el siniestro en un local del Once en el que murieron 194 personas, en su mayoría jóvenes, que asistían a un recital de rock.

La Eucaristía fue presidida por el arzobispo de Buenos Aires, monseñor Jorge García Cuerva, y la predicación estuvo a cargo del arzobispo de San Juan de Cuyo, monseñor Jorge Lozano, quien siendo obispo auxiliar porteño fue uno de los primeros en acercarse al lugar del siniestro para asistir espiritualmente a familiares de víctimas y sobrevivientes. También concelebró el obispo auxiliar y vicario episcopal de la zona Flores, monseñor Pedro Cannavó.


"Hace 20 años la vida pegó un giro inesperado, un golpe para el cual uno no se prepara. Tanta vida joven arrebatada por la muerte que llegó de la mano de la corrupción, la inoperancia, la indolencia", aseguró monseñor Lozano.

Tras contar la historia de un brazalete que le dio el padre de una de las víctimas mortales y que todavía conserva, describió aquel primer impacto junto a las personas que llegaban al hoy "santuario" de la esquina en diagonal a la plaza Once: "Fue la respuesta espontánea e inmediata a tanto dolor sin explicación. Allí el silencio, los abrazos, las oraciones nos empezaron a reunir".


El arzobispo destacó que en estas dos décadas "muy de a poco se fueron construyendo vínculos sanadores, espacios de encuentro y oración, de diálogo y búsquedas" y señaló que en varias ocasiones le preguntaron qué se le dice a los familiares y amigos de quienes murieron. 

"No se dice nada. Se hace. ¿Qué se hace? Estar, escuchar, abrazar, acompañar, caminar juntos. Bancarnos que no tenemos respuestas verbales para todo. Porque no siempre se trata de entender, sino de sostener en la vida", diferenció.

Ante la otra pregunta que suele flotar en el ambiente: ¿Dónde estaba Dios esa noche?, monseñor Lozano respondió: "Él estaba en las víctimas. En los que volvieron a ingresar a rescatar a todos los que podían, tantas veces como les respondió el cuerpo, hasta dejar el último aliento de vida allí. Dios estuvo en quienes acudieron a asistir a los sobrevivientes. Dios se pone del lado de los frágiles, los débiles, los que tienen la vida rota. Dios está en ustedes cuando construimos un nosotros". 

"Cuando dos o tres se reúnen a rezar en su nombre. Dios está cuando nos abrazamos y compartimos dolor y camino. Dios está en cada mano que acerca la velita encendida, aunque se queme un poco con la cera derramada. Dios está aquí abrazándonos a todos nosotros", profundizó.

Monseñor Lozano pidió tener presentes en la oración de hoy "a los 194 de hace 20 años" y sumar "a todos los jóvenes cuyas muertes se pudieron evitar, a los familiares y amigos que se han ido quedando en el camino".

"Sabemos que ellos están presentes, ahora y siempre", aseguró.

"Una hermosa canción expresa: 'al final de la vida llegaremos con la herida convertida en cicatriz' (Cristóbal Fones). Pido al Niño Jesús que así sea", concluyó monseñor Lozano.

Un vela encendida por las víctimas
Antes de finalizar la misa, familiares de víctimas fueron llevando en fila velas encendidas hacia el presbiterio. Monseñor García Cuerva y los otros celebrantes recibían a cada uno -incluso algunos eran padres con sus hijos pequeños-, les daban un abrazo y tomaban las velas que eran luego llevadas y colocadas en dos sitios a ambos costados del presbiterio, donde empiezan las gradas.


En el costado izquierdo había una imagen de la Virgen Dolorosa con el Cristo yaciente y a sus pies se pusieron flores y un cuadro con fotos de los fallecidos, así como una leyenda: 20 años.

No pocos de los asistentes llevaban retratos de sus seres queridos fallecidos con alguna leyenda -"Julio, te queremos", "Justicia", etc.- y algunos tenían grabadas fotos en sus remeras, como la de una mujer que decía "20 años sin Gabriela Borrás".

Monseñor García Cuerva dio la bendición final, agradeció la presencia de monseñor Lozano y luego, con los otros celebrantes fue a la puerta de la catedral, donde saludaron a quienes hicieron memoria de sus familiares fallecidos.+