Mons. García Cuerva: 'Reconocer nuestras propias lepras para ser más compasivos'
- 14 de octubre, 2025
- Buenos Aires (AICA)
Invitó a tomar conciencia de las "lepras colectivas" que afectan a la sociedad, como la discriminación, el narcotráfico y las adicciones. Llamó a vivir la solidaridad como modos de anunciar a Cristo.
El arzobispo de Buenos Aires, monseñor Jorge García Cuerva, reflexionó sobre el Evangelio que relata la curación de los diez leprosos, y a partir de esa imagen, invitó a mirar con realismo y humildad las "lepras" que afectan tanto a cada persona como a la comunidad.
Recordó que los leprosos, en tiempos de Jesús, no solo sufrían una enfermedad física, sino también la exclusión y el rechazo social: "Vivían fuera de las ciudades y debían avisar su presencia gritando 'impuro', cargando con la doble marginalidad de la enfermedad y del desprecio", explicó.
"Jesús se conmueve y se compadece del grito de los leprosos", destacó y llamó a los fieles a hacer lo mismo: "Debemos aprender a escuchar con los oídos del corazón los gritos silenciosos de tantos hermanos que sufren, que parecen decir que todo está bien, pero llevan dentro una profunda soledad y dolor".
Monseñor García Cuerva retomó palabras del papa León XIV, citadas en el Mensaje para la Jornada Mundial de las Misiones, recordando que hoy el modo de anunciar a Cristo es "a través de la acogida, la compasión y la solidaridad".
"Ese es el camino que nos muestra Jesús -agregó-, el camino de la ternura ante tanto dolor y marginación".
Reconocer las propias heridas
El arzobispo alentó también a reconocer las propias heridas: "Es bueno hacernos conscientes de nuestras lepras del pasado, las del corazón, ligadas al pecado, al egoísmo, al rencor y al odio, porque cada vez que pedimos a Jesús que nos sane, Él nos perdona". Y advirtió que "quien olvida que fue curado y perdonado, corre el riesgo de volverse duro y cruel con los demás".
Finalmente, invitó a mirar las "lepras colectivas" que deterioran la convivencia y la dignidad humana.
"Existen lepras sociales que carcomen los vínculos y la justicia -señaló-: la lepra de los prejuicios, de la discriminación, del narcotráfico, del juego que enferma a nuestros adolescentes, de las adicciones, y del 'terrorismo de las redes' que nos destroza entre nosotros".
"Que la conciencia de nuestra fragilidad nos haga más buenos y misericordiosos, y que el grito de nuestros hermanos nos conmueva, para poder anunciar a Cristo a través de la acogida, la compasión y la solidaridad. Tenemos la mejor buena noticia para compartir: que Cristo resucitó y que nos ama", concluyó.+