Después de que el papa Francisco lo calificara como alguien que tiene un desequilibrio mental y encabeza una dictadura "grosera", Ortega dispuso suspender las relaciones diplomáticas con el Vaticano.
Se pidió la intervención de las autoridades públicas ante los hechos vandálicos, para garantizar el resguardo de los religiosos y los templos católicos.
Al menos ocho personas rociaron la estructura con líquido inflamable y le prendieron fuego. El atentado fue reivindicado por el grupo Resistencia Mapuche Malleco.
En su mensaje, le expresan al pontífice que "su ministerio al servicio de la Iglesia nos ha animado, interpelado y conducido durante estos años, a través de sus gestos y de su magisterio.