En su mensaje para la Cuaresma, los prelados describen la dramática realidad que asola la sociedad haitiana, denunciando a quienes "destruyen vidas y matan los sueños de tantas familias".
El jefe de una pandilla mandó aniquilar a ese grupo de gente, formado principalmente por ancianos, tras sospechar que habían enfermado a su hijo mediante brujería. Los obispos condenaron la matanza.
El Papa Francisco ha hablado en repetidas ocasiones sobre la difícil situación en el país caribeño, instando al mundo a "nunca olvidar a nuestros hermanos y hermanas haitianos".
El convento de las Misioneras de la Caridad, ubicado en Bas Delmas (Puerto Príncipe), fue saqueado e incendiado por un grupo armado conocido como "Barbacoa".