Mons. Ojea: 'Estamos llamados a un amor incondicional por parte de Dios'
- 22 de enero, 2025
- San Isidro (Buenos Aires) (AICA)
"Que podamos tener en María siempre el consuelo de quien sabe todo aquello que nos falta, y que podamos cumplir siempre la voluntad de Dios: 'Hagan todo lo que Él les diga'", expresó el obispo.
En su reflexión sobre el Evangelio dominical, el obispo emérito de San Isidro, monseñor Oscar Ojea, recordó que, "en la tradición de nuestros hermanos orientales, existen tres manifestaciones de Epifanía, de la Gloria de Dios", e indicó: "La primera es la manifestación a los magos, que representan a los paganos, a todos los pueblos que no creen o que tienen otras confesiones del mundo entero".
"La segunda manifestación de la Gloria es al pueblo de Israel, con el Bautismo de Jesús. Cuando el Padre lo proclama a su Hijo y el Espíritu desciende sobre Él en forma de paloma", detalló, y completó: "La tercera es esta manifestación de la Gloria de Dios en Jesús a sus discípulos, a sus seguidores, a sus fieles; por eso, este Evangelio de las bodas de Caná termina diciendo: 'Este fue el primero de los signos de Jesús, y lo hizo en Caná de Galilea; allí manifestó su gloria y sus discípulos creyeron en él'".
Tras señalar que "el primero de los signos de Jesús se realiza en unas bodas", explicó: "Esto quiere decir que estamos llamados a un amor incondicional por parte de Dios".
Y detalló la escena: "Ella no le pide nada a Jesús. Se compadece de esos paisanos pobres, a quienes faltaba vino para celebrar, para expresar la alegría, así como se compadece de nosotros con todo lo que nos falta, con tantas cosas que nos faltan; con tantas carencias, con tantas limitaciones, con tanta pobreza; entonces, ella simplemente le presenta la realidad a Jesús".
"'No tienen vino', es una expresión con la confianza absoluta de lo que viene después: 'Hagan todo lo que Él les diga'. Ella confía en que todo lo que va a hacer Jesús está bien, va a estar bien".
Monseñor Ojea destacó que, en esta escena, "la Virgen aquí cumple el rol de estar en los detalles, observar los detalles y presentarle la realidad a Jesús".
"Los primeros testigos del primer milagro son los pobres, son los sirvientes, son los que sirven a las bodas, son los que obedecen las consignas que les da Jesús. Ellos son los que comprueban que el agua ha sido transformada en vino. Que el Señor nos haga tomar conciencia de este destino hacia el amor y hacia el encuentro profundo que tenemos todos. Las bodas del Señor con la naturaleza humana, con el hombre", afirmó
"Que podamos tener en María siempre el consuelo de quien sabe todo aquello que nos falta, y que podamos cumplir siempre la voluntad de Dios: 'Hagan todo lo que Él les diga'", concluyó.+