Domingo 24 de noviembre de 2024

Monseñor Mestre llamó a convertirse a Jesús

  • 7 de diciembre, 2022
  • Mar del Plata (Buenos Aires) (AICA)
El obispo marplatense exhortó a eliminar todos los obstáculos y a abandonar la falsa religiosidad, para lograr una conversión profunda.
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En su reflexión sobre las lecturas del 2do. domingo de Adviento, el obispo de Mar del Plata, monseñor Gabriel Mestre, propuso centrarse en 3 puntos para la oración, tomando como eje la palabra “conversión”, mencionada 3 veces en el Evangelio del día.

Convertirse quitando obstáculos
Juan el Bautista anuncia la necesidad de “conversión porque el Reino de los Cielos está cerca”, repasó el prelado.

“Esto implica quitar todo obstáculo para liberar el camino. La espiritualidad de conversión del Adviento reclama sacar todos los obstáculos que no permitan que el Señor llegue a nuestro corazón”.

Luego, el obispo marplatense puntualizó: “Juan habla específicamente a las personas de los dos grupos más religiosos de su tiempo: fariseos y saduceos. Y los invita a la conversión con mucha dureza, llamándolos ‘raza de víboras’”, y recordándoles la “ira de Dios”.

Y señaló a continuación, respecto del Bautista: “Es llamativo que desnude, al mismo tiempo y con las mismas palabras, a estos dos grupos que en sí eran bastante antagónicos. Siendo diferentes, caían en el mismo pecado de falsa religiosidad”.

En relación con eso, subrayó: “Debemos revisar con mucha sinceridad nuestra religiosidad, nuestra forma de vivir y transmitir la fe, para ver si es auténtica o está teñida por la superficialidad, la ideología o la idolatría. Nosotros podemos ser los nuevos fariseos y saduceos, ‘raza de víboras’, que no convertimos nuestro corazón.

Convertirse a Jesús
En el tercer punto, monseñor Mestre citó: “Juan Bautista anuncia al que es más poderoso, al que los ‘bautizará en el Espíritu Santo y el fuego’”, para aclarar a continuación: “Ese es Jesús, el Mesías, el Señor y Salvador.

Seguidamente, exhortó: “A Él y solo a Él debemos convertirnos. La conversión es más que un simple cambio moral. La conversión es cambio y apertura a la novedad de Jesucristo en nuestra vida”.

Y afirmó a continuación: “El que se convierte a Jesús logra, por la gracia del Señor, un nuevo estado de equilibrio en su interior”. En efecto: “Convertirse a Jesucristo es la garantía de un nuevo estado interior donde todo tiende a armonizarse en la misma gracia de Dios”. 

Por último, el diocesano de Mar del Plata animó: “No busquemos armonizarnos en tanta autoayuda superficial y falsamente religiosa; busquemos armonizarnos en el único que hace nuevas todas las cosas: Jesús, el Salvador, el que viene a nuestro encuentro, al que nos tenemos que convertir de corazón”.+