Viernes 19 de abril de 2024

Mons. Marino llamó a sindicalistas y empresarios a recrear la cultura del trabajo

  • 10 de mayo, 2013
  • Mar del Plata (Buenos Aires)
El obispo de Mar del Plata, monseñor Antonio Marino, presidió la Eucaristía del jueves 9 de mayo por la tarde con la que se conmemoró el Día del Trabajador. Allí, llamó a los responsables del mundo laboral a "recrear una cultura del trabajo estable que supere la precariedad o la dádiva". Se rezó por todos los difuntos comprometidos con el mundo del trabajo, y en un gesto significativo, el líder regional de la CGT y el presidente del bloque que nuclea a los empresarios llevaron las ofrendas de pan y vino a minutos más tarde fueron consagradas en el altar.
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El obispo de Mar del Plata, monseñor Antonio Marino, presidió la Eucaristía del jueves 9 de mayo por la tarde en la catedral de los Santos Pedro y Cecilia con la que se conmemoró el Día del Trabajador.

En el marco de esta celebración, que se realiza desde el año pasado con el fin de unir a los distintos sectores del mundo del trabajo en un ámbito espiritual y para pedir una mayor fraternidad, el obispo llamó a los responsables del mundo laboral a "recrear una cultura del trabajo estable que supere la precariedad o la dádiva".

De la misa participaron el intendente de General Pueyrredón, Gustavo Pulti; el titular de la CGT Regional, Pedro Fernández, y el presidente de la Unión de Comercio, Industria y Producción (UCIP), Raúl Lamacchia, junto a otros funcionarios y representantes de las entidades.

"Siento satisfacción por esta iniciativa de la Pastoral Social. La Eucaristía crea fraternidad, la Iglesia desea ser como una casa de familia que recibe a todos y que brinda alimento y luz", dijo el obispo al iniciar su homilía.

Monseñor Marino recordó que la Iglesia, en cuanto tal, "no es un sector más" dentro del tejido de relaciones que integran trabajadores, sindicatos, empresarios y políticos. Aunque valoró el aporte hacia la comprensión de los actores: "Como obispo, deseo brindar un servicio en orden a facilitar el buen entendimiento de las partes, que se necesitan mutuamente y que no son ni deben ser adversarios o enemigos".

"No puedo brindar soluciones prácticas a los problemas concretos, ni ustedes los esperan de mí ni debe ser así. Mi misión debe ser espiritual, y precisamente por eso profundamente humana", expresó monseñor Marino, quien enseguida añadió: "Lo primero es facilitar el encuentro y la cordialidad, la voluntad de diálogo y la búsqueda incansable de soluciones con espíritu constructivo".

Respecto a la realidad del trabajo, el obispo de Mar del Plata consideró que esta realidad está en el centro de la cuestión social: "Se trata de una necesidad profunda y además de procurar el sustento económico no podemos olvidar el aporte al bien común de la sociedad y el perfeccionamiento que el hombre logra de sí mismo trabajando".

Por esto, el prelado reclamó como "urgente" recrear una cultura del trabajo estable "que supere toda solución provisoria, como sería el trabajo precario o una cultura de la dádiva". Finalmente, enfatizó: "Una persona desocupada es una herida en el cuerpo social que todos debemos sentir. El trabajo dignifica al hombre, mediante él se defiende la vida y se muestra amor y respeto por la familia".

Durante la eucaristía se rezó por todos los difuntos comprometidos con el mundo del trabajo, y en un gesto significativo, Fernández, líder de la CGT Regional, y Lamacchia, presidente del bloque empresarial, llevaron las ofrendas de pan y vino que minutos más tarde fueron consagradas en el altar.+