Martes 16 de abril de 2024

El Card. Poli llama a seguir consolando a un pueblo golpeado por la pobreza y leyes inicuas

  • 1 de abril, 2021
  • Buenos Aires (AICA)
"Conservemos la dulce y confortadora alegría de evangelizar, incluso cuando hay que sembrar entre lágrimas", les pidió el arzobispo de Buenos Aires a los sacerdotes durante la Misa Crismal.
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El arzobispo de Buenos Aires, cardenal Mario Aurelio Poli, presidió hoy la Misa Crismal en la catedral primada, en la que exhortó a los sacerdotes porteños a seguir misionando, evangelizando y consolando a un pueblo golpeado por la pobreza y leyes inicuas, pero que en su mayoría “apuesta a la familia, al trabajo honrado y a la dignidad de cada persona y confiesa con sus creencias que la vida es un don”.

“El eterno presente del hoy de Jesús de Nazaret recorre toda la historia de la Iglesia y se actualiza cada vez que nos encontramos para aspirar el suave aroma de Cristo que emana de respirar el crisma, que vamos a consagrar. Llega a nosotros hoy como un reclamo para que no se postergue el anuncio de la Buena Noticia de la salvación para todos”, recordó en la homilía.

“Nos apremia la caridad de Cristo, que camina los barrios de nuestra ciudad, la que no está ajena a los desafíos de la Argentina toda, con un porcentaje humillante de pobres, a los que se suma una alarmante generación de niños y jóvenes indigentes y postergados; con la gravedad del contexto de una gravísima pandemia que ya se cobró muchas vidas, con la novedad de la sanción de leyes inicuas y contrarias a la ciencias y a la fe, que alumbraron en madrugadas porteñas a espaldas del común sentimiento de un pueblo que apuesta mayoritariamente a la familia, al trabajo honrado y a la dignidad de cada persona y confiesa con sus creencias que la vida es un don”, diferenció.

El purpurado porteño lamentó que “esa cultura de nuestro pueblo es fruto de una predicación de siglos, de la que a veces no se ve reflejada en la legislación”. 

“Nos asombra y duele ver con qué premura se avanzó en aplicar una ley de muerte que sentencia a los no nacidos, inocentes”, destacó: “Actitud que contrasta con el encomiable esfuerzo de los médicos y enfermeros, y tanta gente solidaria que hoy siguen arriesgando la vida por curar, asistir y proteger a los enfermos, y a los ciudadanos”.

El cardenal Poli reconoció que “no faltan motivos para el desaliento, aunque la gracia de la unción nos fortalece y nos anima a emprender nuevamente el anuncio de la Buena Noticia, convencidos de que el Evangelio de Jesús es capaz de iluminar toda la realidad humana”.

“Podemos quedarnos con el Libro de las Lamentaciones en la mano o, por el contrario, abrazar la realidad que nos toca vivir en nuestras comunidades con realismo cristiano y con el Evangelio de la Vida emprender nuevamente la paciente tarea de la misión, dejándonos mover por el mismo Espíritu Santo que posó sobre Jesús” y agregó: “Hoy volvemos a la parábola del sembrador que salió a sembrar la Palabra”.

“Anunciamos la sobriedad de la vida cristiana que fundamenta un verdadero código de convivencia pacífica en la comunidad humana, y eso lo queremos para la Argentina”, expresó, y profundizó: “Este es un tiempo propicio para sembrar, sembrar consolaciones, ubicándonos al lado de los pobres y humildes de corazón, consolando a los afligidos de nuestro pueblo, como decía el cardenal Bergoglio en 2011”.

El cardenal Poli insistió en recordar que “la siembra misionera siempre tiene un ida y vuelta, como recuerda el salmo”, por lo que pidió a los sacerdotes: “Conservemos pues el fervor espiritual, la dulce y confortadora alegría de evangelizar, incluso cuando hay que sembrar entre lágrimas”. 

“En estos días, renovemos hermanos el entusiasmo de servir por amor. Gracias a Dios por este encuentro, que lo esperábamos. Quiero darle las gracias a todos ustedes que de muchas maneras, con esfuerzos y creatividad han dado todo en este tiempo (de pandemia), y bendecirlos. Sepan que están la oración de todos los obispos. Muchas gracias”, concluyó.+

» Texto completo de la homilía