Martes 2 de julio de 2024

Card. Rossi: 'El desafío es subirlo al Señor a la barca de nuestra vida'

  • 25 de junio, 2024
  • Córdoba (AICA)
El arzobispo de Córdoba reflexionó sobre la experiencia de la tormenta, y señaló tres posibles actitudes frente a la adversidad. Alentó a "buscar auxilio en Dios y en quien nos pueda ayudar".
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El arzobispo de Córdoba, cardenal Ángel Rossi SJ, presidió, el 23 de junio, la celebración del domingo duodécimo del tiempo ordinario en la catedral local de Nuestra Señora de la Asunción. Reflexionando sobre el pasaje evangélico de ese día, animó en su homilía a "saber encontrar en nuestra vida qué significa este cruce a nuevas orillas".

"La vida son muchos cruces a otra orilla, donde muchas veces el Señor rompe el programa que teníamos y nos sorprende, y hay que tener muy dispuesto el corazón para esto", planteó, y añadió: "A veces tenemos estos cruces de otra orilla y, como a los discípulos, nos visita la desolación y también tenemos la sensación de que Dios se nos durmió, de que Dios se ha distraído de nosotros".

Sin embargo, sostuvo que "Dios nunca nos va a dejar, y entonces hay tres opciones: la primera es, viendo tan tremenda tormenta, frente a la debilidad, bajar los brazos y dejar que la tormenta se lleve la barca y nos mande a nosotros al fondo; la segunda opción es la presunción, suponer que vamos a poder darnos maña solos en la tormenta, y no pedir ayuda; y la tercera opción, que es la correcta, es animarse y, como se dice en criollo, 'pegar el grito', como hacen los discípulos: 'Señor, despertate'".

En ese sentido, recuerda que en el Evangelio hay dos reproches muy fuertes a Jesús: "Uno es este, y el otro es el de Marta cuando, habiendo muerto Lázaro, llega Jesús a la casa y ella le dice: 'Si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto'. Una frase que indica la confianza tremenda que Marta le tenía a Jesús".

Por eso, animó a "preguntarnos nosotros, en nuestras situaciones concretas de zozobra, cuando aparentemente ya no hay nada que hacer, cuando se acabaron nuestras fuerzas o la dificultad superó nuestro aguante, o cuando sentimos el desamparo incluso de Dios frente a tanta lucha, qué opción solemos tomar: el pesimismo cobarde de entregarnos a la presunción de querernos arreglar solos, sin la ayuda de Dios y de mis hermanos, o la humildad de buscar refugio, auxilio en Dios y en quien nos pueda ayudar".

"Nuestro corazón siempre va a ser frágil, siempre la tormenta es más fuerte que nuestro corazón, y el desafío es ese: la fortaleza de la barca, el desafío es quién la conduce a la barca, el desafío es subirlo al Señor a la barca de nuestra vida, pedirle que sea el Señor quien la conduzca", consideró, y concluyó señalando que la Virgen "es esta estrella del mar que nos lleva al puerto del corazón del Señor".+