Francisco reiteró que los migrantes que huyen de la pobreza, de las injusticias y de las guerras deben ser acogidos, acompañados, promovidos e integrados.
En la misa de clausura del Sínodo, el Papa trazó la identidad de la Iglesia sinodal: "una Iglesia permanente", que escucha el grito de la humanidad y no camina "según los criterios del mundo".
Durante la oración mariana, el Santo Padre les recordó a los miles de fieles reunidos en la Plaza de San Pedro, que "la fe y la confianza en el Señor tienen el poder de salvarnos a todos".
En su discurso final ante la Asamblea Sinodal, indicó que no emitirá, en este caso, la habitual carta postsinodal y que el Documento sirve de guía para la Iglesia y como símbolo de unidad y de misión.