La idea llevaba años gestándose y, en estos días, se avanzó para hacerla realidad, a fin de fortalecer la unidad pastoral y la solidaridad frente a los desafíos comunes de esos tres países africanos.
La violencia en Kivu del Norte obligó a 1,2 millones de personas a huir de sus hogares, provocando un mayor deterioro en el contexto de la crisis humanitaria que ya venía padeciendo el país africano.
El episcopado sudanés advirtió que el conflicto armado interno "dañó gravemente el país hasta punto de una destrucción casi completa".
Se trata del padre Christian Ike, párroco de la iglesia de San Mateo en Ajalli, Orumba North Local Government Area, en el estado de Anambra, en el centro-sur del país.