Paraná: Mons. Puiggari se despidió de la arquidiócesis en una misa solemne
- 24 de junio, 2025
- Paraná (Entre Ríos) (AICA)
La misa de Corpus Christi fue el escenario de la despedida de Mons. Juan Alberto Puiggari tras 14 años al frente de la arquidiócesis.

Después de catorce años de servicio pastoral en la arquidiócesis de Paraná, monseñor Juan Alberto Puiggari se despidió de la comunidad que lo acompañó durante su gobierno eclesiástico en una emotiva misa por la solemnidad del Corpus Christi en la explanada de la catedral Nuestra Señora del Rosario.
Monseñor Puiggari permanecerá como administrador apostólico hasta el 26 de julio, fecha prevista para la asunción de su sucesor, monseñor Raúl Martín, designado recientemente por el papa León XIV.
En el corazón de la ciudad, la comunidad católica se reunió para rendir culto público a la Eucaristía -adorando el cuerpo y la sangre de Cristo presentes en el santísimo sacramento del altar-, y al mismo tiempo para compartir con su pastor una despedida cargada de afecto. "Hoy me despido de ustedes como pastor diocesano al asumir la condición de obispo emérito. Lo hago con el corazón lleno de gratitud y emoción profunda, propio de quien ha caminado largo tiempo entre ustedes", expresó tras la celebración eucarística.
"Ahora -añadió- doy un paso al costado para que monseñor Raúl Martin continúe la misión en nombre de Jesús. No pido hacer ningún balance de mi misión, porque nadie es buen juez en causa propia. Que lo haga el Señor", dijo en sus palabras finales.
"Todo lo que pude hacer fue con la ayuda del Señor y con las oraciones de ustedes. Agradezco a Dios por haberme llamado a servirlos y a Jesucristo por haberme elegido para pastorear a su pueblo que peregrina en Paraná", añadió y agradeció a los sacerdotes, seminaristas y laicos de la arquidiócesis.
Finalmente, expresó: "Pido perdón a Dios por lo mucho que les fallé y a ustedes hermanos por los errores y por las veces que no supe o no pude responder como debía. Pido perdón si he ofendido a alguien. También confío en la misericordia de Dios y en la comprensión de ustedes. Seguiré rezando por ustedes y acompañando desde otro lugar. Hasta ahora mi función principal fue hablarles de Dios y ahora le hablaré más a Dios. Que el Señor bendiga a quien me suceda".
"Ser Eucaristía"
Acompañado por sacerdotes, diáconos, consagrados, seminaristas, laicos y abanderados de distintas instituciones, en la celebración eucarística, monseñor Puiggari ofreció una homilía, profundamente espiritual y testimonial, en la que no sólo meditó sobre el don inagotable de la Eucaristía, sino que también cerró su etapa al frente de la arquidiócesis con palabras llenas de fe, gratitud y humildad.
"Queremos hoy elevar un himno de alabanza y acción de gracias por la más sorprendente invención divina", comenzó diciendo al referirse al sacramento del Cuerpo y la Sangre de Cristo.
Para el prelado, la Eucaristía es una obra que manifiesta "la genialidad y el poder de una sabiduría que es locura de amor", retomando así una imagen entrañable de Santa Teresita del Niño Jesús.
Monseñor Puiggari recordó que, en la Eucaristía, Dios se queda para siempre, en el silencio del pan, como alimento y fuerza para el camino. "No estamos solos. Dios ha querido quedarse con nosotros en la fragilidad del pan", expresó, invitando a mirar con esperanza el futuro de la Iglesia.
En sintonía con el Año Jubilar de la Esperanza, destacó que la Eucaristía es la fuente inagotable de consuelo, de comunión y de misión: "Que el pan de vida despierte en nosotros la sed de lo eterno, la sed de comunión, la sed de misión", exhortó.
Al reflexionar sobre el texto del evangelio que narra el milagro de la multiplicación de los panes, señalándolo como anticipo del misterio eucarístico afirm que "Jesús no nos da algo, nos da a sí mismo. Nos transforma, nos cristifica", citando a San León Magno y a San Agustín para ilustrar cómo el Cuerpo de Cristo nos convierte en lo que comemos.
La homilía transitó también por una mirada crítica sobre los falsos alimentos del mundo: dinero, poder, éxito, vanidad. "Todos tienen hambre", dijo citando al papa Francisco, "pero sólo Cristo nos sacia de verdad".
Monseñor Puiggari concluyó encomendando a toda la arquidiócesis bajo el amparo de la Virgen del Rosario: "Enséñanos a vivir con fe sencilla, firmes en la esperanza y ardientes en el amor. Únenos a ti en la tierra y llévanos contigo al cielo", rezó.
"Pidamos hoy y cada día por nuestros sacerdotes y nuestra Santidad, por la fidelidad de los seminaristas, por el aumento de las vocaciones sacerdotales, para que en todos los rincones de la arquidiócesis y el mundo entero se pueda celebrar este gran misterio: pan para la vida del mundo. Que María, mujer eucarística, nos ayude a descubrir este gran tesoro", concluyó.+