El Card. Rossi exhortó a transformar la fe en gestos concretos de caridad
- 24 de junio, 2025
- Córdoba (AICA)
En la celebración de Corpus Christi, el arzobispo de Córdoba llamó a vivir la Eucaristía como una escuela de amor al prójimo y a reconocer la presencia de Cristo tanto en el altar como en el otro.

El cardenal Ángel Rossi SJ presidió el domingo, en la ciudad de Córdoba, la solemnidad de Corpus Christi, con una homilía marcada por un fuerte llamado a vivir la Eucaristía como experiencia transformadora y compromiso concreto con los más vulnerables.
El arzobispo cordobés centró su mensaje en el significado de la Eucaristía, a la que describió como "alimento del camino" y no como "premio para los intachables".
Subrayó que la Eucaristía es un don para los débiles, los heridos, los que han perdido el rumbo, los hambrientos de pan, de justicia, de amor y de sentido. "Venimos hambreados al que es el pan de la vida", expresó.
Reflexionando sobre el Evangelio de la multiplicación de los panes, el arzobispo cordobés advirtió contra la tentación del individualismo y la indiferencia.
"Cada cristiano es responsable del hambre del otro", dijo y enumeró las múltiples formas de carencia que atraviesan nuestras vidas y comunidades: hambre de pan, de afecto, de escucha, de esperanza.
"El milagro corre por cuenta del Señor, pero la repartija corre por cuenta de los discípulos", señaló el cardenal Rossi, al invitar a poner al servicio de los demás incluso los recursos más escasos, como los cinco panes y dos peces del relato bíblico. Afirmó que la experiencia del límite no debe paralizar, sino abrir a la fe en la acción de Dios.
El purpurado llamó a los fieles a salir de sus "agujeros de seguridad" y reconoció que "la humanidad no empieza ni termina en el patio de mi casa".
Las "Calcutas" argentinas
Mencionó los sufrimientos de la humanidad en conflictos como los de Gaza, Haití o Sudán, y exhortó a descubrir también las "Calcutas" que existen en nuestra propia tierra.
Ante quienes se preguntan "¿dónde está Dios en medio del dolor?", el cardenal fue claro: "Dios está en nuestras manos, en nuestra mirada, en nuestra caridad. Dios se vale de nuestra pequeñez para hacer obras muy grandes".
El cardenal Rossi recuperó también enseñanzas de la Madre Teresa de Calcuta y de san Juan Crisóstomo, destacando la inseparable unidad entre Eucaristía y caridad.
"No tiene sentido honrar el cuerpo de Cristo en el altar y despreciarlo en el pobre", advirtió y recordó que la verdadera fe eucarística se verifica en el servicio a los más pequeños, en los que Cristo prolonga su pasión.
La homilía concluyó con una invitación a la oración y a la contemplación frente al sagrario. "No perdamos la práctica de ir al sagrario. Que podamos decirle con el corazón: 'Quédate con nosotros, Señor'. Y que podamos también pedir: 'Señor, que te vea en el hermano más pequeño'".
En un contexto global y nacional marcado por conflictos, desigualdad y sufrimiento, el cardenal Rossi llamó a que la Eucaristía sea escuela de amor al prójimo y que cada vida eucarística sea signo de gratitud, alegría y solidaridad. "Que la Virgen, que nos dio a Jesús Pan de Vida, nos ayude a tener un corazón eucarístico", concluyó.+