Recordaron al cardenal Karlic
- 26 de septiembre, 2025
- Buenos Aires (AICA)
Siete obispos y cinco sacerdotes concelebraron una misa en la basílica Nuestra Señora del Pilar, a un mes y medio de su fallecimiento. La presidió monseñor Marcelo Sánchez Sorondo.

En memoria del cardenal Estanislao Karlic, arzobispo emérito de Paraná, fallecido el 8 de agosto último, siete obispos y cinco sacerdotes concelebraron el jueves 25 de septiembre una misa que presidió monseñor Marcelo Sánchez Sorondo, ex canciller de las Pontificias Academias de Ciencias y de Ciencias Sociales del Vaticano, en la basílica de Nuestra Señora del Pilar (Junín 1898) en el barrio porteño de Recoleta.
Concelebraron la misa los obispos Ariel Torrado Mosconi, de 9 de Julio; Juan Alberto Puiggari, arzobispo emérito de Paraná; Martín de Elizalde, emérito de Nueve de Julio; Antonio Marino, emérito de Mar del Plata; Rubén Frassia, emérito de Avellaneda-Lanús, y Víctor Taussig, emérito de San Rafael.
Monseñor Sánchez Sorondo dijo que se oficiaba la misa para rezar por él y para agradecer su sacerdocio; explicó que el sacerdote es elegido entre los hombres para servirlos en aquello que atañe a Dios, y para ofrecer por sus propios pecados y los de los demás el sacrificio de Cristo. Para convertir a Dios, para establecer un puente entre Dios y los hombres, y así la fraternidad de los hombres.
Lo más importante, dijo el papa León XIV a la conferencia episcopal peruana, que puede hacer un obispo, un sacerdote, es evangelizar, predicar el reino de Dios. Buscando primero el Reino de Dios y su justicia. Estimó que si buscamos solamente lo temporal no tendremos lo temporal y tampoco el Reino de los Cielos.
El cardenal Karlic, dijo, sentía con la Iglesia en todas las misiones que tuvo. Monseñor Sánchez Sorondo remarcó su valor en el orden internacional y su aporte en temas de las academias que tuvo a su cargo: "Le interesaba tratar de ayudar, era generoso". "Hoy lo que más necesitamos de un sacerdote -agregó- es que se ocupe de evangelizar, de las cosas de Dios, perdonar los pecados, convertir al reino de Dios, la gracia".
Recordó la conferencia del cardenal Karlic a los obispos reunidos en Aparecida, en que comentó la carta a los Hebreos, diciendo que tenemos una deuda de amor con Dios, y así con los hombres.
Concelebraron también el párroco del Pilar, presbítero Gastón Lorenzo; el anterior párroco, presbítero Rómulo Puiggari; el vicerrector de Formación Integral de la Universidad Católica Argentina (UCA), presbítero Gustavo Boquin, y los presbíteros Francisco Morad y Mario Gervasoni.
Hizo la primera lectura el doctor Luis Saguier Fonrouge, ex director de Culto Católico de la Cancillería. Entre otras personas se hallaban el ex canciller Adalberto Rodríguez Giavarini, con su esposa; el secretario de la Academia Nacional de Educación, José María La Greca; el secretario de Educación, Doctrina y Valores de la democracia cristiana porteña, Andrés González Balcarce; Dolores Ledesma de Casares, de la Academia del Plata, junto con su marido, el doctor Ignacio Casares; Enrique Morad; Francisco Bossa y su esposa, Luisa Sánchez Sorondo, etc.
Una semblanza
Al concluir la misa, quien presidía la celebración hizo lugar a que diera una breve semblanza del cardenal Karlic el académico de Educación Alberto C. Taquini. Éste señaló que Estanislao Esteban Karlic fue ejemplar, por cómo pensó, vivió y actuó durante su larga vida.
Recordó su intervención en la redacción del documento Iglesia y Comunidad Nacional, del episcopado argentino en 1981; su rol clave en la crisis del 2001, al servicio del reencuentro, contención y diálogo de los argentinos, y en otros documentos, como "Una nueva nación para un nuevo milenio".
Recordó que el papa Juan Pablo II lo convocó para integrar una comisión de nueve redactores del actual Catecismo de la Iglesia Católica de 1992, "que recoge de manera clara y ordenada el corazón de nuestra fe".
Y evocó que en 1993 Karlic impulsó en la Conferencia Episcopal la inclusión del Departamento de Pastoral Universitaria, con el fin de promover el diálogo entre la fe y la cultura.
Citando una frase del papa León XIV: "La muerte no tiene la última palabra", dijo que de esa verdad se deriva que nuestra esperanza no termina en el sepulcro, sino que nos impulsa a vivir con propósito y confianza en la vida eterna. +