Jueves 21 de noviembre de 2024

Mons. Stanovnik: "Jesús, pan de vida que nos reúne como a hermanos suyos'

  • 13 de junio, 2023
  • Corrientes (AICA)
El arzobispo de Corrientes recordó que Jesús, "al darnos su palabra, su cuerpo y su sangre, nos estrecha en comunión íntima con él y para que salgamos a tratar del mismo modo a nuestros semejantes".
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El arzobispo de Corrientes, monseñor Andrés Stanovnik OFM, presidió el domingo 11 la solemnidad de Corpus Christi en la catedral Nuestra Señora del Rosario, que fue concelebrada por sacerdotes del clero local y en la que participó un grupo numeroso de fieles llegados desde distintas comunidades.

En la homilía, monseñor Stanovnick expresó: “Hoy celebramos la solemnidad del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo. Comer su cuerpo y beber su sangre es entrar en comunión de vida y de amor con Jesús resucitado”. “El santísimo cuerpo y sangre de Cristo es el gran sacramento del amor de Dios. Si queremos saber cómo y cuánto nos ama Dios, es suficiente con detenernos delante de este misterio y dejar que el mismo nos hable al corazón”, continuó. 

El prelado recordó que “Jesús, el pan de vida, que nos reúne como a hermanos y hermanas suyos, y con él, hijos de Dios, para escuchar su palabra y darnos su cuerpo y su sangre, nos estrecha en comunión íntima con él, no solo para experimentar el gozo, la paz y la unión con él y entre nosotros, sino para enviarnos a la misión, para que, así como hemos sido tratados por él, salgamos a tratar del mismo modo a nuestros semejantes, muy especialmente a aquellos que los demás rechazan y evitan cruzarse con ellos”. 

Y allí, dijo, “tenemos desde los no nacidos que tiramos a la basura, hasta los que revuelven la basura para comer; a los que están dañados irreversiblemente por la droga, entre ellos la mayoría son adolescentes y jóvenes, que a su vez devastan a sus propias familias”.

Monseñor Stanovnick aseguró que “es muy amplio y variado el escenario de la misión para aquel que desea tomar en serio su vida cristiana”. “Tomemos, por ejemplo, la enorme necesidad que tenemos de escucharnos unos a otros, de ponernos en el lugar del otro, valorar su opinión y sobre todo su persona, buscar consensos y no alimentar rupturas, apelar a la paciencia y a brindar siempre la posibilidad de empezar de nuevo; a no ceder ante la verdad y la justicia, y buscar por sobre todo caminos de comprensión y entendimiento; desterrar toda violencia verbal, el lenguaje condenatorio, la descalificación del otro porque piensa distinto o vive de modo diverso a nuestras convicciones”.

Subrayó que el perdón “es una deuda que tenemos en nuestras relaciones interpersonales y también en nuestra convivencia social y política. Necesitamos una nueva disposición interior para cultivar la virtud del perdón, también como virtud política, porque perdonar no es olvidar, sino recordar con otros ojos”.

“Una pareja humana, una familia, una comunidad o un pueblo que no se esfuerza por curar sus heridas y no está dispuesta a reconciliarse, no tiene futuro. Por eso, queridos cristianos, tenemos una gran misión que nos supera ampliamente, pero confiamos en el poder salvador de nuestro Señor Jesucristo, que nos llama a entrar en íntima comunión con él, a no tener miedo, y a entregarnos con él de lleno a la apasionante misión de hacer más humana y más fraterna nuestra peregrinación terrena, camino hacia la patria del cielo”.

Finalmente, el arzobispo de Corrientes pidió a la Virgen de Itatí que “nos disponga para esa profunda transformación que obra el Espíritu Santo en las especies de pan y de vino, también en cada uno de nosotros y nos convierta en fermento de una sociedad más humana y más cristiana”.+

» Texto completo de la homilía