Jueves 21 de noviembre de 2024

Mons. Stanovnik animó a "abrirle la puerta de nuestra vida" a Cristo resucitado

  • 16 de junio, 2020
  • Corrientes (AICA)
El arzobispo de Corrientes, monseñor Andrés Stanovnik OFMCap, presidió en la iglesia Santa Rita la misa de Corpus Christi
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Acompañado por los párrocos del decanato cuatro, de la zona centro, el arzobispo de Corrientes, monseñor Andrés Stanovnik OFMCap, presidió en la iglesia Santa Rita la misa de Corpus Christi, que fue celebrada sin presencia de fieles.

Al comienzo de su homilía, el arzobispo se refirió al momento actual que se vive a raíz de la pandemia: “La crisis es una parte constitutiva de nuestra vida. Crecemos y maduramos atravesando  y superando obstáculos. No estamos solos en esos momentos, al contrario, es en la aflicción y las lágrimas donde Jesús está más presente”, afirmó.

“Por eso abrámosle confiados nuestro corazón y nuestra mente y pidámosle que nos dé su Espíritu para escucharlo y darle el lugar que se merece en nuestra vida”, animó.

En referencia a la Liturgia, expresó: “Cada vez que nos reunimos para celebrar el sacrificio de la misa, hacemos memoria viva del misterio Pascual, participamos realmente de la vida nueva de Jesús resucitado, que se nos entregan como pan vivo bajo del Cielo, pan de vida que alimenta y fortalece la unión conmigo y con los hermanos”.

“San Pablo, escribiéndoles a los cristianos de la comunidad de Corinto, les recordaba que ya que hay un solo pan, todos nosotros, aunque somos muchos, formamos un solo cuerpo, porque participamos de ese único pan. Es una afirmación, una verdad, pero es también una tarea, una misión”. 

“Con Él, también nosotros profesamos la fe en Jesús, que se nos revela, como lo vimos proclamado en el Evangelio: Pan vivo bajado del Cielo. ‘Yo soy el Pan vivo bajado del Cielo, el que coma de este pan vivirá eternamente, y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo’”.

“Al inicio decíamos que hoy sentíamos mucho al no poder salir a caminar por las calles de nuestra ciudad para honrar públicamente el Santísimo Sacramento. Pero por otra parte, se nos brinda la providencial ocasión para recorrer con el Santísimo Sacramento, con el pan vivo bajado del cielo, con Cristo resucitado en nosotros y entre nosotros, los espacios interiores de nuestra vida, y dejar que su presencia los ilumine, purifique y transforme en lugares sensibles, disponibles y acogedores de todos, especialmente de aquellos a quienes más nos cuesta, por ejemplo, perdonar y tratar con paciencia; de aquellos que considero inferiores y a veces hasta despreciables, o de quienes tiendo a hablar mal por el sólo placer de dañarles la fama”.

“Nos hará mucho bien darnos un tiempo de silencio o de colocarnos delante del Santísimo con esa actitud que en este tiempo de aislamiento social se encuentra expuesto en alguna de las redes sociales, y abrirle la puerta de nuestra vida, suplicándole que actúe con su poder transformador”.+