Miércoles 9 de octubre de 2024

La primera virgen consagrada de San Isidro celebró su 30° aniversario

  • 5 de mayo, 2021
  • San Isidro (Buenos Aires) (AICA)
La diócesis de San Isidro celebró, el 3 de mayo, una misa en acción de gracias al cumplirse 30 años de la consagración de la primera laica que se incorporó al Ordo Virginum.
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La diócesis de San Isidro celebró una misa de acción de gracias por el 30° aniversario de consagración de la primera laica que se incorporó al Ordo Virginum el 3 de mayo de 1991, fiesta de Felipe y Santiago apóstoles.

Se trata de la señorita María Luisa Landgrebe, admitida al Orden de las Vírgenes por el entonces obispo, monseñor Jorge Casaretto.

Pasados treinta años de intensa experiencia eclesial, la virgen consagrada renovó su compromiso, durante la Celebración Eucarística, en el patio de la parroquia Jesús en el Huerto de los Olivos, cumpliendo con los protocolos correspondientes para este tiempo de pandemia.

Bajo el lema: “Si vivimos, vivimos para el Señor”, Landgrebe asumió esta modalidad de consagración; la primera y la más antigua en la historia de la iglesia.

Las vírgenes consagradas, viven de su propio trabajo, obedeciendo al obispo particular, y siguiendo sus propuestas para la acción evangelizadora de la iglesia. Pueden tener vida comunitaria o vivir cada una en su propia casa.

San Isidro cuenta hasta el momento con catorce vírgenes consagradas, que desempeñan su misión integradas en las comunidades, desarrollando actividades pastorales según su propio carisma.

María Luisa Landgrebe, lleva 34 años dedicada a la catequesis en la Junta Diocesana de Catequesis. Es docente, psicopedagoga, experta en catequesis por el Celam, licenciada en Educación por la Universidad del Salvador y magíster en Didáctica por la UBA. Se desempeña especialmente en el área de formación de los catequistas.

“La consagración pone en evidencia que la fe es posible, una fe tan valiosa como para consagrar la vida entera y esforzarnos para que la sociedad se aun reflejo de Dios-Amor, si nos abrimos al proyecto de Dios y escuchamos cuál es su plan para cada  uno; su gracia nos transforma y nos da plenitud. En este tiempo donde todo parece evadirse y se escapa pronto de nuestras manos, siendo muy frágil y de corta duración; nos recuerda que estamos llamados a construir proyectos para siempre, porque con Dios todo es posible, la fidelidad es real. Y por último la misma comunidad diocesana y parroquial va dando forma a nuestro estilo de vida, fortalecido por la oración constante y la comunión eucarística. La comunidad es posible, rompiendo con el individualismo que nos oprime”, manifestó en el marco de este aniversario.

La expresión más acabada de esta consagración es la comunión eclesial con otras vírgenes consagradas del país y del mundo, que este año han celebrado 50 años del ritual de consagración y comparten con mucha frecuencia espacios de vida espiritual y de formación.+