Miércoles 3 de septiembre de 2025

El Card. Rossi reflexionó sobre la sabiduría como camino de humildad y escucha

  • 3 de septiembre, 2025
  • Córdoba (AICA)
El arzobispo de Córdoba destacó que "la humildad es la conciencia de la propia realidad a la luz de los ojos de Dios" y advirtió sobre los riesgos del poder y de la vanidad.
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El arzobispo de Córdoba, cardenal Ángel Rossi SJ, presidió la misa dominical en la capilla Santa Rosa de Lima y, en el marco de la festividad de Santa Rosa de Lima - celebrada el día anterior- y a la luz de las lecturas bíblicas, centró su homilía en la sabiduría y la humildad.

En referencia al libro del Eclesiástico, el prelado destacó la figura del Cirácida como un maestro que enseña desde un vínculo cercano con sus discípulos, a quienes llama "hijos". A partir de este pasaje, señaló que la sabiduría incluye la capacidad de corregir con afecto, recordando una enseñanza de San Ignacio: corregir siempre en un horizonte de cariño.

El cardenal retomó también una frase de San Agustín que define al sabio como quien descubre "el arte de ser feliz", y al feliz como "el que ama y se sabe amado". Subrayó que la verdadera sabiduría se caracteriza por la humildad, la discreción y la capacidad de escuchar.

Durante su predicación, sostuvo que el sabio no busca reconocimiento, sino que agradece lo esencial, especialmente el afecto de los más pobres. Indicó que el sabio no se define por su capacidad de enseñar, sino por su disposición a reflexionar y discernir los signos de los tiempos y de la propia historia personal y familiar.

El cardenal Rossi diferenció entre conocimiento y sabiduría, y afirmó que muchas personas sin formación académica poseen sabiduría práctica y esencial para la vida. Añadió que el sabio transmite con pocas palabras y sobre todo con el ejemplo.

En relación con el Evangelio, que presenta la enseñanza de Jesús sobre elegir el último lugar en una comida, el purpurado explicó que este gesto no es una formalidad, sino una invitación a la humildad entendida como conciencia de la propia realidad a la luz de Dios.



Hizo referencia a autores como San Bernardo y Santa Teresa para explicar que la humildad consiste en el "olvido de sí" y en vivir en la verdad. También citó al papa Francisco al advertir contra la falsa humildad y al Quijote para ejemplificar los peligros del poder y la vanidad.

Por último, señaló que el humilde es quien no se considera superior a otros, quien escucha y acepta las dificultades como oportunidades para transformarlas en crecimiento; y describió la humildad como una virtud activa, capaz de sostener y dar fruto aun desde lo difícil.

En el cierre de su homilía, el cardenal recordó el ejemplo de Santa Rosa de Lima, destacando su vida de servicio a los pobres y su elección por una vida de sencillez. La presentó como modelo de humildad vivida desde la vida laical.

Finalizó pidiendo la intercesión de la Virgen María y de Santa Rosa, e invitó a los fieles a cultivar la humildad como camino para el encuentro con Dios y con los demás.+