En medio del desastre natural la Iglesia abre sus puertas para acoger a familias que lo perdieron todo, transformando templos y seminarios en oasis de solidaridad y humanidad.
En dos telegramas del pontífice, firmados por el cardenal Parolin, aseguran las oraciones del pontífice por los difuntos y cercanía a quienes participan en las labores de socorro.
Los prelados manifestan "profunda preocupación y solidaridad" y alientan a confiar en Dios "abrazando la esperanza, levantar la cabeza y comenzar una nueva etapa que será ardua y posible".
Durante la audiencia general, el pontífice compartió su conversación con la parroquia Sagrada Familia, de Gaza, y también recordó a las víctimas de los incendios en Los Ángeles.