El pontífice aseguró que "si invocamos al Espíritu, aprenderemos a acoger y recordar la realidad más importante de la vida: Somos hijos amados de Dios". "El Espíritu Santo no nos deja solo jamás".
En el día en que muchos países celebran el Día de la Madre, el pontífice recordó a todas ellas "con gratitud y afecto", y alentó a Caritas Internationalis a seguir por el camino de la reforma.
Luego del rezo del Regina Coeli, el pontífice llamó a la paz y pidió un urgente cese a la violencia entre palestinos e israelíes, y también aclamó por el fin de la guerra en Ucrania.
El pontífice mantuvo una audiencia privada con el presidente de Ucrania, la primera desde el estallido del conflicto, y le obsequió una escultura de una rama de olivo como símbolo de la paz.