Su nombre era Leví. Fue galileo como los demás apóstoles y de oficio publicano, es decir, recaudador de impuestos, profesión odiosa a los judíos, pues les recordaba su dependencia de los romanos. Un día Jesús pasó delante de su oficina y le dijo: "sígueme". Mateo dejó todo y siguió para siempre a Jesús. Después de Pentecostés, estando aún en Jerusalén, Mateo escribió, en hebreo, el primer evangelio. Dio a su obra el nombre de "Evangelio", esto es, "Buena Nueva". Luego partió hacia Etiopía, donde convirtió al cristianismo el rey Egipo, a la reina y a gran parte de los habitantes. Años después, Hirtaco, que había arrebatado el trono a su hermano Egipo, mandó matar a Mateo por defender el voto de virginidad de la princesa Ifigenia, hija de Egipo.