León XIV: 'La muerte nunca tiene la última palabra'
- 24 de septiembre, 2025
- Ciudad del Vaticano (AICA)
En la audiencia general, el Papa reflexionó sobre el descenso de Jesús a los infiernos el Sábado Santo para traer luz a la oscuridad de la existencia humana.

El descenso de Jesús a los "infiernos" el Sábado Santo -después de su Crucifixión y antes de la Resurrección- "es el gesto más profundo y radical del amor de Dios por nosotros", afirmó el papa León XIV en su catequesis semanal durante la audiencia general de este miércoles 24 de septiembre, celebrada en la Plaza de San Pedro ante miles de peregrinos de todo el mundo.
'La muerte nunca es la última palabra'
"Jesús, dijo el Papa, no sólo murió por nosotros, sino que nos buscó cuando estábamos perdidos, descendiendo al lugar donde sólo puede llegar la fuerza de una luz capaz de penetrar las tinieblas".
El Santo Padre explicó que, en este contexto, el inframundo "no es tanto un lugar como una condición, donde la vida se agota y reinan el dolor, la soledad, la culpa y la separación de Dios y de los demás".
Descendiendo a los infiernos, Jesús entró "en la misma casa de la muerte para vaciarla y liberar a sus moradores, tomándolos de la mano uno a uno".
"En este acto -dijo el Papa- está toda la fuerza y la ternura del mensaje pascual: la muerte nunca es la última palabra".
Dar testimonio del amor del Padre
El Papa León subrayó que "este descenso de Cristo" no se refiere sólo al pasado, sino que es relevante hoy: Jesús, que entró en el inframundo, es decir el estado de los muertos, puede también entrar en "el infierno cotidiano de la soledad, de la vergüenza, del abandono y de la lucha de la vida para dar testimonio del amor del Padre".
El encuentro de Jesús con Adán en el inframundo, afirmó el Santo Padre, es "el símbolo de todos los encuentros posibles entre Dios y el hombre".
Dios saca al hombre de las tinieblas, "llamándolo por su nombre" y conduciéndolo de nuevo a la luz, "con plena autoridad, pero también con infinita ternura, como un padre con el hijo que teme ya no ser amado".
Nada que no esté tocado por la misericordia
Así, dijo, el Sábado Santo "es el día en que el cielo visita la tierra con mayor intensidad". El descenso al inframundo nos muestra que "nada puede quedar excluido de su redención, ni siquiera nuestras noches, ni siquiera nuestras faltas más antiguas, ni siquiera nuestros vínculos rotos. No hay pasado tan arruinado, ni historia tan comprometida que no pueda ser tocada por la misericordia".
El Sábado Santo, concluyó el Papa León, "es el abrazo silencioso con el que Cristo presenta toda la creación al Padre para restituirla a su designio de salvación".+