Viernes 19 de septiembre de 2025

Austria: tres monjas octogenarias huyen del asilo y regresan a su convento

  • 19 de septiembre, 2025
  • Salzburgo (Austria) (AICA)
Las religiosas austríacas de 88, 86 y 82 años regresaron al Convento de Goldenstein, cerca de Salzburgo. Su "fuga" contó con el apoyo de sus antiguas alumnas.
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Tres monjas austriacas decidieron, a principios de septiembre, "escapar" de la residencia de ancianos donde las habían internado contra su voluntad, para regresar a su querido convento cerca de Salzburgo (Austria). "He sido obediente toda mi vida, pero esto fue demasiado", aseguró una de las religiosas.

La hermanas Bernadette, Regina y Rita tienen 88, 86 y 82 años respectivamente, pero la edad no les hizo perder la determinación. Son las últimas hermanas del Convento Goldenstein, que desde 1877 alberga una comunidad religiosa y una escuela privada para niñas. La escuela abrió sus puertas a los niños en 2017 y sigue funcionando.

La historia de las tres hermanas está estrechamente ligada a este lugar. Siendo adolescente, la hermana Bernadette llegó allí -en 1948- como estudiante; incluso tuvo como compañera de clase a Romy Schneider, la estrella de cine austriaca.

La hermana Regina se unió al convento en 1958, seguida por la hermana Rita cuatro años después.

Las tres se convirtieron en maestras en la escuela, y la hermana Regina incluso ejerció como directora. Enseñaron, rezaron y compartieron su vida diaria con generaciones de estudiantes.


Pero con el paso de los años, el número de vocaciones siguió disminuyendo y, en 2022, la arquidiócesis de Salzburgo y la Abadía de Reichersberg finalmente asumieron la gestión del lugar.

La comunidad se disolvió oficialmente a principios de 2024. A las tres monjas se les concedió la residencia vitalicia, siempre que su salud lo permitiera. Sin embargo, unos meses después, fueron trasladadas a una residencia católica de ancianos. 

Las tres afirman haber sido expulsadas del convento contra su voluntad en diciembre de 2023. "No nos lo pidieron", declaró la hermana Bernadette a la BBC. "Teníamos derecho a quedarnos aquí el resto de nuestras vidas y ese derecho fue violado".

La gran evasión
Así que, una mañana, hicieron las maletas. Con la ayuda de unas antiguas alumnas fieles, encontraron el camino de vuelta al convento, a pesar de que habían cambiado las cerraduras. No hubo problema: un cerrajero vino a echar una mano. Y las tres hermanas cruzaron de nuevo el umbral de su casa. Al llegar, no había agua ni electricidad. Pero eso no fue motivo para empañar su alegría. "Estoy tan contenta de estar de vuelta", confió la Hermana Rita. "En la residencia de ancianos, siempre me sentía infeliz. Aquí, pertenezco".


Desde entonces, todo se reorganizó: antiguos alumnos vinieron a ayudar a limpiar el antiguo convento, que obviamente estaba en completo desorden, trayendo comida; se restableció la electricidad y los médicos pasan a visitarlas. Y, sobre todo, hay una avalancha de amigos, caras conocidas, que vienen a dar las gracias. 

Además, las monjas abrieron una cuenta en Instagram, en la que ya suman casi 40.000 seguidores y comparten escenas de su vida diaria: oraciones, comidas comunitarias y tareas domésticas.

Para muchos de sus antiguos estudiantes, su regreso es una victoria. "Goldenstein sin las monjas no es posible", afirmó Sophie Tauscher a la BBC, recordando la huella imborrable que dejaron en varias generaciones.

Mientras tanto, las autoridades eclesiásticas expresan preocupación. La hermana Beate Brandt, superiora de la Federación de Canonesas de San Agustín en Alemania, condenó la actitud de las religiosas como un acto de desobediencia. Pese a ello, las religiosas se mantienen firmes.

"He sido obediente toda mi vida, pero esto era demasiado", aseguró la hermana Bernadette. Y añadió con determinación: "Antes de morir en esa residencia, prefiero ir a un prado y entrar en la eternidad de ese modo".+