Martes 21 de enero de 2025

Mons. García Cuerva animó a encontrar siempre motivos para la alegría

  • 21 de enero, 2025
  • Buenos Aires (AICA)
El arzobispo de Buenos Aires hizo tres propuestas: encontrar ocasiones para celebrar y alegrarse, buscar soluciones más allá de los diagnósticos y confiar en que Dios siempre interviene. 
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El arzobispo de Buenos Aires, monseñor Jorge García Cuerva, animó a encontrar siempre motivos para la alegría, incluso tras las vacaciones y retomando el ritmo habitual de la actividad cotidiana. 

"Siempre tenemos que tener momentos y espacios para la celebración, que eso también es sano, que eso hace a nuestra vida, que eso también nos hace bien al corazón", sostuvo en su homilía dominical. 

Al reflexionar sobre el pasaje evangélico de las bodas de Caná, el arzobispo porteño destacó que es María quien se da cuenta de que falta el vino, y valoró que la Virgen no se quede sólo en el diagnóstico, sino que "inmediatamente trata de buscar una solución y la solución es ir a buscarlo a Jesús". 

"La solución es ir y pedirle a Jesús que por favor intervenga, que haga algo. Por eso, ese: 'No tienen vino' de la Virgen es una oración", graficó.

"Nosotros también, a veces, nos damos cuenta de todo lo que falta, casi diría que los argentinos somos especialistas en hacer diagnósticos. Lo que no sé es si tenemos después la disposición de hacer una propuesta superadora", reconoció. 

Monseñor García Cuerva también propuso dejar de ser especialistas en diagnósticos y tratar, no sólo de echarle culpa a los demás por lo que nos pasa, sino de buscar soluciones.

Tras citar varios párrafos de un texto del Papa Francisco en una misa por las familias, realizada en julio de 2015 en Guayaquil (Ecuador), lo evaluó como un "texto esperanzador [por medio del] que pudiéramos hacer de nuestra oración esta idea de que el mejor de los vinos está por venir, en que nuestra vida y en la vida de los demás; [que,] aunque, como dice aquí, todos los diagnósticos nos digan lo contrario, pueden pasar cosas buenas". 

"[La nuestra tiene que ser] la actitud de la esperanza, y no la esperanza porque creemos en cualquier promesa. La esperanza, porque creemos que Dios interviene en nuestra vida, como intervino en las bodas de Caná", comparó.

El arzobispo porteño resumió sus propuestas: "Encontrar ocasiones para celebrar y alegrarnos, como las que tuvieron María, Jesús y los discípulos participando de las bodas de Caná, más allá de los problemas, buscar espacios para celebrar". 

"Lo segundo, igual que María, no quedarnos en diagnósticos de lo que falta, no quedarnos solamente buscando culpables, sino buscar soluciones; María lo busca a Jesús para resolver el problema de la falta de vino en las bodas de Caná. Y lo tercero, hacer de este el mejor vino es, al final, una oración, y llenarnos de esperanza porque Dios interviene en nuestra vida como intervino en aquellas bodas, transformando la desazón y la preocupación de que no tenían vino en la mejor de las fiestas. Confiemos en que Dios interviene en nuestra vida y que también en nuestra vida, lo mejor está por venir", concluyó.+