Jueves 25 de abril de 2024

Comenzó la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos

  • 18 de enero, 2021
  • Ciudad del Vaticano (AICA)
Desde este lunes 18 de enero y hasta el lunes 25, el hemisferio norte celebra la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos. El papa Francisco lo anunció ayer, al finalizar el rezo del Ángelus.
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Con el lema “Permanezcan en mi amor y darán fruto en abundancia”, comenzó este lunes 18 de enero la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, que se extenderá hasta el lunes 25, fiesta de la Conversión de San Pablo.

La celebración cae todos los años en esta fecha en el hemisferio norte, mientras que en el sur, donde el mes de enero es un período de vacaciones, las Iglesias lo celebran en otras fechas, por ejemplo en Pentecostés (sugerido por el movimiento Fe y Constitución de 1926), un período igualmente simbólico para la unidad de la Iglesia. 

En Roma, el papa Francisco anunció ayer, tras el rezo del Ángelus, su comienzo, y también presidirá la clausura en la basílica de San Pablo Extramuros, junto con los representantes de las demás comunidades cristianas. 

Se trata de un período en el que las Iglesias y confesiones cristianas están llamadas a reflexionar, invocando más intensamente el espíritu de comunión. En este 2021 se invita a reflexionar con los versos del conocido pasaje de la vid y las ramas del evangelista Juan. El primer día, llamados por Dios: “No me eligieron ustedes a mí, fui yo quien los elegí a ustedes” (15,16a). El segundo, madurar internamente: “Permanezcan unidos a mí, como yo lo estoy a ustedes” (15, 4a). El tercero, formar un solo cuerpo: “Ámense los unos a los otros como yo los he amado” (15,12b). El cuarto día se reflexionará sobre orar juntos: “Ya no los llamaré siervos ... A ustedes los llamo amigos” (15,15). El quinto día se centrará en dejarse transformar por la Palabra: “Ustedes ya están limpios por la Palabra” (15,3). En el sexto día habrá espacio para el tema de la acogida: “Pónganse en camino y den fruto abundante y duradero” (15,16b). El séptimo, crecer en unidad: “Yo soy la vid; ustedes, los sarmientos” (15,5a). Para concluir, en el octavo, “Para que participen en mi alegría y su alegría sea completa” (15,11).

El origen del movimiento ecuménico
El movimiento ecuménico nació en Escocia alrededor de los años 1740, de la mano del predicador evangélico Jonathan Edwards quien pidió un día de oración y ayuno por la unidad, para que las Iglesias pudieran encontrar su impulso misionero común.

En 1902, el Patriarca Ecuménico de Constantinopla, Joaquín III, escribió la encíclica patriarcal y sinodal Carta irénica, en la que invitaba a orar por la unión de los creyentes en Cristo. Unos años más tarde, en 1908, el reverendo Paul Wattson instituyó, y celebró por primera vez en Graymoor (Nueva York), un "Octavario de Oración por la Unidad", del 18 al 25 de enero, con la esperanza de que se convirtiera en una práctica común.

En 1964, año marcado por el histórico encuentro entre el papa Pablo VI y el patriarca Atenágoras I, que rezaron juntos en Jerusalén la oración de Jesús "para que todos sean uno" (Jn 17:21). Pero también es el año del Decreto sobre el Ecumenismo del Concilio Vaticano II, Unitatis Redintegratio, que subraya que la oración es el alma del Movimiento Ecuménico, y anima a la observancia de la Semana de Oración. 

Desde 1968, el documento que indica cómo orar con espíritu ecuménico, en esta semana, es producido por la Comisión Fe y Constitución del Consejo Mundial de Iglesias y por el Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos. Desde 1975, estos textos -lecturas bíblicas, comentarios y oraciones para cada día de la semana- son preparados sobre la base de un proyecto elaborado cada año por un grupo ecuménico local en un país diferente.+