Viernes 26 de abril de 2024

Una monja de 88 años que sirve a ancianos de la calle

  • 26 de septiembre, 2013
  • Buenos Aires (AICA)
En el marco de la reciente XXV Exposición del Libro Católico, que se realizó en la Casa de la Empleada de la Federación de Asociaciones Católicas de Empleadas (FACE), en la Capital Federal, fue distinguida con el premio Monseñor Miguel de Andrea, la hermana Juliana, de 88 años, perteneciente a la congregación de Hermanas del Niño Jesús. Desde hace más de cuarenta años la religiosa está totalmente entregada a los ancianos que viven en la calle, en la zona de los barrios porteños del Once y del Congreso. Para unos 400 de ellos, que se atienden en el Hogar de San José, todos los días prepara el almuerzo y la cena.
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En el marco de la reciente XXV Exposición del Libro Católico, que se realizó en la Casa de la Empleada de la Federación de Asociaciones Católicas de Empleadas (FACE), en la Capital Federal, fue distinguida con el premio Monseñor Miguel de Andrea, la hermana Juliana, de 88 años, perteneciente a la congregación de Hermanas del Niño Jesús.

Desde hace más de cuarenta años la religiosa está totalmente entregada a los ancianos que viven en la calle, en la zona de los barrios porteños del Once y del Congreso. Para unos 400 de ellos, que se atienden en el Hogar de San José, todos los días prepara el almuerzo y la cena.

Diminuta y llena de achaques de todo tipo, jamás se le escuchó queja alguna por sus limitaciones físicas. Por el contrario, sabe como religiosa que olvidándose de ella misma, y pensando solo en sus pobres más pobres, no hay sufrimiento que pueda doblegarla.

Llena de Cristo, y honradísima de su velo y de todo lo que la distingue como monja, vive jornadas extenuantes desde las 4.30 hasta cerca de las 22. El Señor ocupa siempre el lugar central en su vida. Y por eso, por ser un alma de oración, no es víctima del activismo.

El presbítero Christian Viña, párroco del conurbano platense, periodista y escritor, que envió a AICA la información, cuenta que lejos, definitivamente, de cámaras y micrófonos, la hermana Juliana se enojó mucho con él cuando, hace unos años, para uno de sus libros, le dedicó un capítulo de homenaje: Sembrando el Evangelio entre el guiso y la soledad. Dice que lo perdonó cuando le aseguró, una y otra vez, que no buscaba hacerla más famosa, sino servirse de su fama para, indirectamente, ayudar a sus pobres.

El padre Viña reveló a AICA que el conocimiento de la hermana Juliana fue fundamental en su camino al sacerdocio. "Su maternidad de tiempo completo ?dijo? supo regalarme la palabra justa, el consejo oportuno y la cercanía intensa, en las horas de prueba. Por eso, con enorme gozo, escribo estas líneas. Y aunque sé que me ganaré uno de sus habituales tirones de orejas, lo hago convencidísimo de que servirá para que pueda seguir haciendo el Bien".

Para comunicarse con la hermana Juliana, dirigirse al Pensionado Niño Jesús. Hipólito Yrigoyen 2401 (1089) Buenos Aires. Teléfono (011) 4951-3546.+