Viernes 26 de abril de 2024

Un obispo emérito exhortó a los senadores a velar por el derecho a la vida

  • 14 de julio, 2018
  • San Francisco (Buenos Aires)
En el marco del debate por el aborto, el obispo emérito de San Justo, monseñor Baldomero Carlos Martini, envió una carta a los senadores, en la que les recuerda que tienen la responsabilidad de velar por "el primer derecho humano, que es el derecho a la vida para todos". Tras advertir que la inseguridad llegó al vientre materno y que las víctimas de este "genocidio" son los niños por nacer, exhortó a los legisladores a trabajar por "la cultura de la vida".
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En el marco del debate por la legalización del aborto, el obispo emérito de San Justo, monseñor Baldomero Carlos Martini, envió una carta a los senadores, en la que les recuerda que tienen la responsabilidad de velar por "el primer derecho humano, que es el derecho a la vida para todos, desde su comienzo en el seno materno, pero también en todo su recorrido y hasta su fin natural".

"La inseguridad que vivimos desde hace tiempo, muchos años y también extendida en el interior de la Patria, con la aprobación de esta ley del aborto ha llegado hasta el seno materno y la víctima de este genocidio son los más pequeños, los niños por nacer, tan importante para una Argentina despoblada y empobrecida", advierte.

"Esto no es ser progresistas, es desencadenar una mayor destrucción de lo más valioso de nuestra realidad humana, que es la vida y el auténtico desarrollo integral de todos", sostiene.

Monseñor Martini exhortó a los senadores a trabajar por "la cultura de la vida" y así superar la "de la muerte" y concluyó: "Defender las dos vida y que vale toda vida y esto es por ser profundamente humanos, seamos creyentes o no. Que el Autor de la vida y Señor de la Historia que hizo oír a los sordos y hablar a lo mudos los ayude".

Texto de la carta
Señores Senadores/as de la Nación: y a la señora vicepresidenta Gabriela Michetti ¡Paz y Bien en el Señor de la vida y de la historia!

Como ciudadano y como obispo emérito de San Justo en la Matanza y por 15 años antiguo obispo de San Francisco de Córdoba donde resido, me dirijo a Ustedes con todo el respeto que merecen y deseando siempre de todos ustedes el mejor servicio al Bien Común, que es siempre el mejor bien para todas las personas. Muchas veces me he dirigido al Senado de la Nación para hacer mi aporte al bien común. Ahora vuelvo a ustedes para expresarles mi cercanía y mi dolor.

Los temas profundos que me hacen sufrir son muchos, pues tienen que ver especialmente con la cultura argentina y con la construcción urgente de una nueva civilización entre todos. Ahora, en las manos de ustedes está la más importante, pues tiene que ver con la dignidad humana y con el primer derecho humano, que es el derecho a la vida para todos, desde su comienzo en el seno materno, pero también en todo su recorrido y hasta su fin natural.

La inseguridad que vivimos desde hace tiempo, muchos años y también extendida en el interior de la Patria, con la aprobación de esta ley del aborto ha llegado hasta el seno materno y la víctima de este genocidio son los más pequeños, los niños por nacer, tan importante para una Argentina despoblada y empobrecida.

No nos dejemos engañar por un paradigma que no viene de nuestra riqueza cultural sino de una imposición ideológica que nos llega de afuera, desde hace mucho tiempo. Creo que saben que decir, interrumpir un embarazo es una forma de engañarnos, es aprobar que se mate la vida en su maravilloso comienzo en los argentinos que no se pueden defender, los más pobres.

Esto no es ser progresistas, es desencadenar una mayor destrucción de lo más valioso de nuestra realidad humana, que es la vida y el auténtico desarrollo integral de todos. Miremos lo que hace el narcotráfico, la fabricación de esas sustancias que matan a tantos jóvenes como el paco y lo que está haciendo perder el sentido de la vida y hasta se juegue a arriesgar la vida. Esta decisión legislativa que confunde los valores fundamentales de la dignidad humana, hará que sigan pidiendo más y más y pronto con la mentira de la eutanasia nos maten también tal vez a nosotros los ancianos y a los que molestan con sus enfermedades.

Compatriotas senadores, la vida merece vivirse y ustedes pueden ser la voz de los que no tienen voz y estos hoy son los niños y niñas por nacer. Confío en la riqueza humana de ustedes, varones y mujeres, para que juntos descubramos los derechos humanos de todos y trabajemos por la cultura de la vida y así superemos la de la muerte. Defender la dos vida y que vale toda vida y esto es por ser profundamente humanos, seamos creyentes o no. Que el Autor de la vida y Señor de la Historia que hizo oír a los sordos y hablar a lo mudos los ayude. Un abrazo y mi plegaria.
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