Testimonios de fe religiosa en la localidad cordobesa de La Cumbre
- 21 de agosto, 2015
- La Cumbre (Córdoba)
El libro "La Cumbre, cerca del cielo", del periodista Gustavo Vittori, presenta referencias a capillas, costumbres, devociones locales en esa zona de las sierras cordobesas. Testimonios de un talabartero sobre el ambiente de las procesiones a comienzos del siglo pasado y de una mujer de 105 años que vivió toda su vida junto a la capilla de la estancia jesuítica La Candelaria.
El testimonio de Pablo Ernesto Heredia, un gaucho que cazó 26 pumas, aparece en un libro que acaba de publicar Gustavo Vittori, director del diario El Litoral, de Santa Fe, en el que enhebra recuerdos, entrevistas y comentarios sobre artistas, paisajes, ambiente humano, historias personales y sociales, una gama amplia de temas, en los que no faltan aquí y allá las referencias religiosas a capillas, costumbres, devociones locales.
Así, al narrar cómo cazó a un puma, Heredia confiesa: "Nunca sentí tanto miedo" y señala su fe: "Me encomendé a Dios y empecé a tirarle piedras para asustarlo"; le pegó con el último cartucho que tenía.
Respecto de las creencias, Heredia manifiesta conciso: "En esa zona no ha habido otra que la católica romana. En aquella época sí que había catolicismo. Toda la gente de la sierra bajaba a la capilla de San Roque en Los Nogales. Unos iban a caballo y otros a pie. A las mujeres se les ponían monturas con un solo estribo. Las misas siempre eran de mañana. La gente era muy tempranera? Iba muchísima gente. Había un corral muy grande y allí se ponían los caballos. Era una cantidad. Una vez que terminaba la procesión con la imagen de San Roque, cada uno volvía a su casa. Todo era nada más que religión. No había fiestas, ni comidas, ni vino".
Y recuerda que "la otra fiesta religiosa era en la capilla de La Cañada (próxima a Villa Giardino)". Allí se venera a la Virgen de las Mercedes. "Todavía ahora va mucha gente a la procesión ?continúa Heredia-. Es una Virgen muy venerada. Vienen de todos lados (El Manzano, Salsipuedes, Río Ceballos, Cosquín, Capilla del Monte). Llegan delegaciones de gauchos con sus caballos, con sus atalajes y ropajes (cabezadas, rastras, facones, todo en cuero y plata). Desfilan y saludan a la Virgen".
Varias capillas y un Cristo en la montaña
En el libro "la Cumbre, cerca del cielo" Vittori da cuenta y presenta en color imágenes de San Roque y San Gerónimo, veneradas durante generaciones; de artísticos retablos y de los frentes de distintas capillas en La Cumbre, Los Cocos, Agua de Oro, Ischilín. Y del gran Cristo erigido en la montaña y que desde 1954 es una referencia ineludible del paisaje cumbrense, ya que puede verse desde cualquier punto de la ciudad.
También enfoca en otros capítulos las estancias jesuíticas de Santa Catalina, Jesús María, Colonia Caroya y La Candelaria. En esta última, recuerda a una señora, doña Filomena Portela de Bazán, que tenía 105 años en 1982 y vivía sola en las habitaciones casi en ruinas que permanecían junto a la capilla de la antigua estancia de los jesuitas. Cuando el autor le preguntó si no se aburría viviendo sin compañía en medio de tanta soledad, la anciana le contestó: "Y no ¡qué me voy a aburrir si ésta es mi casa!". El abuelo de esta mujer de mirada mansa y manos rugosas había comprado esa estancia que habían levantado los jesuitas, expulsados de España y sus dominios por orden del rey Carlos III en 1767, y ella siempre vivió allí.
La Cumbre da título al libro y es un punto de partida para Vittori, que veraneó allí desde chico, pero el autor extiende su mirada observadora a otras zonas cercanas, o no tanto. El libro no se centra en los aspectos religiosos, pero los toma en cuenta al captar la idiosincrasia criolla y la historia de la región, con vieja influencia jesuítica.
Artistas de relieve y un enigmático empresario austríaco
Junto a testimonios de antiguos pobladores criollos, presenta animadas conversaciones con el escritor Manuel Mujica Lainez, que vivió y escribió en la casa El Paraíso, en Cruz Chica ?hoy museo- entre 1969 y 1984; con el pintor y académico de Bellas Artes Miguel Ocampo, hoy de 92 años, establecido en La Cumbre al cabo de una trayectoria diplomática y artística que lo llevó a vivir en Roma, París y Nueva York; con el escultor Hernán Dompé, radicado en Capilla del Monte, etc.
También incursiona en la fabulosa historia del multimillonario austríaco Fritz Mandl, enigmático empresario, fabricante de municiones, que recaló en La Cumbre, así como tenía residencias en Buenos Aires, Mar del Plata, Bariloche o la Costa Azul. En La Cumbre transformó una gran casona con aspecto de fuerte medieval que había sido del cirujano rosarino Bartolomé Vasallo en lo que pasó a ser llamado "el castillo de Mandl", nombre que actualmente lleva un hotel boutique allí instalado. "El castillo es un ícono de La Cumbre ?dice Vittori-. Como el Cristo. Ambos se empinan en la serranía que enmarca a la más apacible y refinada población del Valle de Punilla, y son parte de su identidad".
Vittori presentó el libro en el Gran Hotel La Cumbre, en un acto organizado por la Sociedad de Escritores de La Cumbre (SEL), que preside Francisco Capdevila. Un centenar de asistentes escucharon la amena presentación de Vittori, quien remontó varios siglos a partir de la difícil relación entre los fundadores de Córdoba y de Santa Fe, Jerónimo Luis de Cabrera y Juan de Garay. Entre otros estaban el académico Miguel Ocampo, el senador nacional Rubén Giustiniani y el periodista santafesino Rogelio Alaniz. (Jorge Rouillon)