Jueves 28 de marzo de 2024

"No estamos llamados a ser funcionarios, sino discípulos", dijo Mons. Barba al neopresbítero

  • 11 de diciembre, 2019
  • Gregorio de Laferrere (Buenos Aires) (AICA)
La celebración tuvo lugar en la catedral Cristo Rey el sábado 7 de diciembre.
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La diócesis de Gregorio de Laferrere tiene un nuevo sacerdote. Se trata de Jorge Christian Almendras que, acompañado por su familia, amigos y compañeros del seminario, el joven recibió las Sagradas Órdenes de manos del obispo de Gregorio de Laferrere, monseñor Gabriel Barba. La celebración tuvo lugar en la catedral Cristo Rey el sábado 7 de diciembre.



En su homilía, el prelado se dirigió al neopresbítero y le dijo: “Querido Jorge, este año, sin duda ¡dejará huella en tu vida!”. El Evangelio que Almendras eligió para la ordenación fue el de Mateo 20, 25-28, donde Jesús invita a quien quiera ser importante, a que se haga servidor: “Ojalá esto se haga visible en tu vida como sacerdote, a través de tu gestos y opciones concretas y reales”, comentó monseñor Barba.



“Nuestro sacerdocio se distorsiona si no es vivido en similitud con quien es nuestro Maestro y Señor”, expresó el obispo de Gregorio de Laferrere. Y lo animó a “hacer presente, actual y visible en cada misa el sacrificio de la cruz. Tu vida y tus manos te harán partícipe del milagro de la entrega y del gran amor”.



Más adelante, lo alentó unirse a Jesús y alimentarse de Él “en la oración, en el silencio de la contemplación, en la celebración diaria de la misa, en la entrega fiel y silenciosa de cada día”. “No estamos llamados a ser funcionarios, sino discípulos. Particularmente en el sacerdocio, debemos ser ‘otros Cristos’, que den la vida por sus hermanos, que hagan presente hoy el amor que Dios nos tiene a través de una entrega verdaderamente gratuita y generosa”, indicó.



Monseñor Barba hizo referencia a la providencia de Dios, que “irá mostrando el camino”. Así, “cuanto más libre seas, más lleno de Dios podrás estar y más fecundo será tu ministerio”, le dijo. Luego lo invitó a “soltar amarras, para dejarte conducir por el Espíritu, aunque más de una vez te lleve por áridos desiertos. Caminos de cruz, caminos de Dios”.



Luego hizo mención al “ejercicio de discernir, que deberíamos hacer todos los cristianos, no solo los sacerdotes”. Es decir, preguntaré “¿qué me pide Dios? ¿qué nos pide el Espíritu? Estar atentos, abiertos y dispuestos”. Y también citó al poder y la autoridad como “el verdadero peligro y la verdadera tentación”, alentando al joven de ejercer su vocación desde el servicio.



Al concluir, invocó a María: “Que aquella mujer sencilla, pobre y fiel, sea tu guía, maestra e intercesora, para que crezcas como buen pastor, con un corazón sencillo, que se funda seriamente con el único y perfecto Buen Pastor que es Jesús”.+



» Texto completo de la homilía