Mons. Ojea: Cuaresma, "tiempo de regreso a casa, tiempo de vuelta a Dios"
- 24 de febrero, 2023
- San Isidro (Buenos Aires) (AICA)
El obispo de San Isidro presidió la misa del Miércoles de Ceniza, en la que invitó a "una profunda conversión y transformación desde el corazón, para poder tener en la Pascua un corazón nuevo".
El obispo de San Isidro y presidente del Episcopado, monseñor Oscar Vicente Ojea, presidió la celebración del inicio de la Cuaresma con la misa de Cenizas en la catedral diocesana. Concelebró la Eucaristía el obispo auxiliar, monseñor Guillermo Caride.
En la homilía, manifestó que la Cuaresma “es un tiempo para detenerse, para mirar y para emprender la vuelta; nosotros lo vamos a llamar conversión, o tiempo de penitencia, que es dar vuelta el corazón para volver a casa”.
En esa sintonía, el prelado tomó el relato del hijo pródigo, el del leproso agradecido, y el del libro del Éxodo del pueblo de Israel, y a modo de conclusión expresó que “antes del regreso es la conversión, es la penitencia: para poder volver es necesario un viaje de ida, como el que hizo Jesús a nuestra carne: Él vino a compartir nuestro polvo”.
Asimismo, aseguró que “en este día inclinamos la cabeza, reconociendo nuestros pecados, límites, nuestras fragilidades”, al tiempo que subrayó que “la inclinación más profunda se realizará en la Pascua, el lavatorio de los pies; la salvación cristiana consiste en esa salvación profunda, humilde, por amor, la que hace Jesús cuando nos lava los pies”.
Refiriéndose a la frase de Pablo ‘Déjense reconciliar con Dios’, monseñor Ojea expresó: “Vamos a bendecir la ceniza, vamos a decir esa hermosa frase que la Iglesia nos pide, al mismo tiempo que la recibimos ‘conviértete y cree en el Evangelio’, y quiere decir: pegá la vuelta, no tengas miedo, viví tu conversión a fondo, dejate querer, dejate abrazar por el amor de Dios, dejate reconciliar con Él para que puedas tener en la Pascua un corazón nuevo”.
Finalmente, expresó que “ese barro, ese polvo que somos, el Señor lo puede transformar, pero antes que nada tenemos que tomar conciencia de lo que somos”.
Luego, el obispo de San Isidro bendijo las cenizas y las impuso sobre los presentes.+