Jueves 21 de noviembre de 2024

Mons. Lozano: "Del dedo acusador a la mano misericordiosa"

  • 4 de abril, 2022
  • San Juan (AICA)
"Debemos acercarnos con delicadeza y valorar el fervor de los supuestamente alejados, en contraste con la tibieza de los aparentemente cercanos", sugirió el arzobispo de San Juan de Cuyo.
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Monseñor Jorge Eduardo Lozano, arzobispo de San Juan de Cuyo y secretario general del Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam), recordó que en Cuaresma “todos estamos llamados a la conversión personal y comunitaria”. 

Al reflexionar sobre el relato evangélico del episodio en que escribas y fariseos traen delante de Jesús a una mujer sorprendida en adulterio, solicitando una decisión del Maestro que permita condenarla y apedrearla hasta morir, destacó que “la actitud de Jesús lleva a no levantar el dedo desde posturas puritanas o dualistas”.

“Todos estamos en camino. La mirada rígida e inclemente es muy distinta de la que se hace cargo, y recibe a la persona como viene”, diferenció, y citó al papa Francisco: “Hay que acompañar con misericordia y paciencia las etapas posibles de crecimiento de las personas que se van construyendo día a día”. 

En este sentido, el arzobispo sanjuanino dijo conocer jóvenes y adultos en recuperación de adicciones que “hacen grandes esfuerzos por celebrar la fe sin entender casi nada, y en cambio quienes conocen intelectualmente lo que pasa en la misa, se desentienden y no participan”.

“Debemos acercarnos con delicadeza y valorar el fervor de los supuestamente alejados, en contraste con la tibieza de los aparentemente cercanos. La delicada caridad en unos y la vergonzosa indiferencia en otros”, sostuvo.

“Jesús nos libera de estar aferrados a una norma que esclaviza. Él nos cuestiona junto a los escribas y fariseos de su tiempo. Es un mensaje verdaderamente revolucionario. No les devuelve el dedo acusador, sino que tiende la mano de la misericordia”, agregó.

Monseñor Lozano explicó que “‘dejar caer la piedra’ es un primer paso a la conversión, es reconocer que no hay tanta diferencia ante la mujer en su condición pecadora”.

“Otros, en cambio, se van porque no hay juicio, ‘no hay nada que hacer’. En cambio, Jesús se queda porque hay futuro, hay misericordia, hay amor. Y siempre el amor abre caminos muchas veces impensados”, subrayó.

“El último domingo de la Cuaresma nos llama a convertirnos. Decidite, si todavía no lo hiciste, y acercate a la confesión. Eso de verdad le alegra al Padre”, concluyó.+