Mons. Buenanueva a los sacerdotes: "Déjense formatear por la compasión de Dios"
- 22 de marzo, 2016
- San Francisco (Córdoba)
El obispo de San Francisco, monseñor Sergio Buenanueva, presidió la Misa Crismal, en la que exhortó a los sacerdotes de la diócesis a "dejarse formatear por la entrañable compasión de Dios" y les pidió "escuchar a todos, también a los más lejanos u hostiles. Tratar de comprender. Dejarse herir por las heridas de los hermanos. Sentir la incomodidad de no tener todas las respuestas y, por eso, dispuestos a caminar y, como en Emaús, a dejarnos iluminar por el Peregrino que sabe desentrañar los secretos de Dios".
"Es también bálsamo que alivia el dolor y atempera el sufrimiento. Es perdón y reconciliación. ¡Ungidos por el Óleo que impregna nuestras vidas con el perfume de la fidelidad de Dios! La misericordia está ahí, sellando almas y cuerpos", aseguró y planteó: "¿No ha sido esa la experiencia del beato Cura Brochero, cuya canonización en octubre próximo es una caricia de la ternura de Dios a su pueblo? Una alegría que ya desborda el corazón".
Tras citar a San Juan XXIII, quien decía "misericordia, no rigor", consideró que el Papa bueno trazó "un programa para la Iglesia".
"La misericordia de Dios nos ha mostrado su rostro en Jesucristo. ¿No ha de ser también así el rostro de la Iglesia de Jesús? Y si es así, ¿qué rasgos deberían identificar a la Iglesia que prefiere, ante todo, la medicina de la misericordia al rigor de la condena?", interpeló.
Monseñor Buenanueva sostuvo que "es la Iglesia la que se siente interpelada a dejarse formatear por la entrañable compasión de Dios. Aquí, queridos hermanos, se multiplican las preguntas. Es bueno que así sea, y que queden dando vueltas en el corazón, a fin de madurar las respuestas, inspirados y conducidos por el mismo Espíritu".
"Nuestro Plan de Pastoral 2016-2020 expresa el deseo de esta Iglesia diocesana de San Francisco de dejarse guiar en esta dirección por Jesús, el verdadero pastor y obispo de nuestras vidas", subrayó.
"Escuchar a todos, también a los más lejanos u hostiles. Tratar de comprender. Dejarse herir por las heridas de los hermanos. Sentir la incomodidad de no tener todas las respuestas y, por eso, dispuestos a caminar y, como en Emaús, a dejarnos iluminar por el Peregrino que sabe desentrañar los secretos de Dios", sostuvo.
El obispo describió así "el camino que tenemos como Iglesia diocesana, que siente el llamado a la misión y a la conversión pastoral".
"La Iglesia no está en el mundo para condenar, sino para permitir el encuentro con ese amor visceral que es la misericordia de Dios", aseveró citando al papa Francisco.
"Nos lo van a recordar los santos óleos y el crisma, cuyo perfume y suavidad impregnarán nuestras manos en el mismo instante en que comuniquemos la compasión del Señor a nuestros hermanos", concluyó.
A la Misa Crismal le precedió una jornada presbiteral de oración, reflexión e intercambio pastoral guiada por el presbítero Adrián Taranzano, quien ofreció una meditación sobre las parábolas de la misericordia de Lucas 15.
El encuentro sacerdotal prosiguió con la exposición del Santísimo, la hora Sexta y la bendición. Después hubo una celebración penitencial guiada por el presbítero Mario Ludueña, que culminó con un espacio para informaciones sobre la vida pastoral de la diócesis.+
Texto completo de la homilía