Miércoles 24 de abril de 2024

Las lecturas del domingo, centradas en la vocación según el obispo de Iguazú

  • 6 de febrero, 2013
  • Puerto Iguazú (Misiones) (AICA)
El obispo de Puerto Iguazú, monseñor Marcelo Raúl Martorell, expresó este domingo que las lecturas propuestas para la celebración de la misa presentaron como tema central la vocación, ese llamado que es "exclusiva decisión y elección" de Dios, pero que también produce incomprensión, rechazo, maledicencias e incluso persecuciones. El prelado llamó a tener ojos de fe para contemplar la acción de Dios en la cotidianeidad: No tenemos ojos de fe. Pidamos una mirada de fe para que sepamos reconocerlo, no vaya a ser cosa que como en el Evangelio el Señor pase en medio nuestro y siga su camino".
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El obispo de Puerto Iguazú, monseñor Marcelo Raúl Martorell, expresó este domingo que las lecturas propuestas para la celebración de la misa presentaron como tema central la vocación, ese llamado que es "exclusiva decisión y elección" de Dios, pero que también produce incomprensión, rechazo, maledicencias e incluso persecuciones. Sobre este y otros aspectos se centró la homilía que el prelado brindó a los fieles del territorio diocesano, en el norte de la provincia de Misiones.

El llamado
Monseñor Martorell mencionó del Antiguo Testamento el llamado de Dios al profeta Jeremías, quien fue convocado por Dios desde edad temprana: "Antes de formarte en el seno de tu madre, yo te conocía? yo te había consagrado, te había constituido profeta para las naciones". "Este texto muestra que la elección no procede de mérito humano alguno, sino de la exclusiva decisión y elección del corazón de Dios", aseguró el obispo.

La cara y cruz del profeta
El prelado también relató que la prédica de Jeremías recordaba al pueblo el amor de Dios y su fidelidad, que daba al pueblo esperanza, seguridad y fortaleza para caminar en la historia, aunque también ponía en evidencia la infidelidad de los judíos, sus pecados y sus errores. "Y esto acarrea al profeta incomprensión, rechazo, maledicencias e incluso persecusiones de sus mismos compatriotas. Es la cara y cruz del profeta", interpretó el obispo.

La misma situación de Jeremías, sufre Jesús en Nazaret, dijo el obispo. Trayendo a colación la lectura del pasado domingo, donde Jesús afirmaba que Él era el destinatario del texto profético de Isaías: "todos daban testimonio a favor de él", monseñor Martorell indicó que Jesús "también genera rechazo".

Ojos de fe
"La gente de Nazaret, la ciudad donde creció, estaba admirada por la belleza de su predicación pero no podía aceptarlo como maestro y mucho menos como Mesías, porque era uno más del montón, era el hijo del pobre carpintero José, pertenecía a una familia humilde del pueblo, no era un personaje prestigioso ni uno de los poderosos de la alta sociedad", explicó a los fieles.

"El pueblo no supo reconocer en Jesús al Mesías prometido por Dios, y por más atractiva que fuera su persona y por más bellas que fueran sus palabras, eso no bastaba para que lo aceptaran. Y Jesús renunció a deslumbrar a este pueblo de dura cerviz con su poder", relató el prelado.

En la lectura de Lucas se advierte que Jesús reprende a sus vecinos con un refrán: "Nadie es profeta en su tierra". El obispo explicó que Jesús no está diciendo que los profetas siempre son rechazados en su tierra, sino que "hay una verdad escondida en este refrán y es que muchas veces no es fácil descubrir la presencia de Dios en las cosas simples y normales de nuestra vida".

"A veces no nos damos cuenta que Dios nos visita en los acontecimientos o que Dios habla a través de las personas que Él pone en nuestro camino, en los sacerdotes o en los miembros de la Iglesia. No tenemos ojos de fe. Pidamos al Señor en este Año de la Fe que nos dé mirada de fe para que sepamos reconocerlo, no vaya a ser cosa que como en el Evangelio el Señor pase en medio nuestro y siga su camino", deseó monseñor Martorell.+

Texto completo de la homilía