Viernes 26 de abril de 2024

Falleció Mons. Jorge Schoeffer, virtuoso y ejemplar sacerdote

  • 6 de enero, 2014
  • Martínez (Buenos Aires)
Mons. Jorge Schoeffer, sacerdote diocesano de San Isidro, falleció el sábado 4 de enero a las 7.30, luego de afrontar una larga enfermedad y a poco de cumplir 73 años. Nacido el 10 de diciembre de 1940, fue ordenado sacerdote junto con Mons. Jorge Casaretto, obispo emérito de San Isidro, su compañero de estudios. El padre Schoeffer sirvió con un fecundo ministerio en distintas parroquias de la diócesis, hasta que fue enviado a la arquidiócesis de La Plata, donde ejerció la función de provicario general durante los gobiernos pastorales de los arzobispos platenses Mons. Carlos Galán y Mons. Héctor Aguer.
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Monseñor Jorge Schoeffer, sacerdote diocesano de San Isidro, falleció el sábado 4 de enero a las 7.30, luego de afrontar una larga enfermedad y a poco de cumplir 73 años.

La misa exequial tuvo lugar el domingo 5 en la parroquia Santa Teresita, de Martínez, donde el difunto fue párroco por varios años. La celebración eucarística fue presidida por el obispo de San Isidro, monseñor Oscar Ojea, y concelebrada por varios sacerdotes diocesanos y con la asistencia de numerosos familiares y amigos de diversos lugares. El responso final fue rezado por su compañero y amigo monseñor Casaretto.

Al término de la misa los restos mortales de monseñor Schoeffer fueron trasladados a la localidad de Victoria, en el partido bonaerense de San Fernando, donde fueron sepultados en la Casa de Ejercicios Espirituales Monseñor Aguirre.

Monseñor Jorge Oscar Schoeffer nació el 10 de diciembre de 1940. Completados sus estudios eclesiásticos en el Seminario de Villa Devoto, Buenos Aires, fue ordenado sacerdote en la catedral de San Isidro el 5 de septiembre de 1964, junto con su compañero de estudios, monseñor Jorge Casaretto, obispo emérito de San Isidro.

El 12 de agosto de 1993 el beato Juan Pablo II lo distinguió con el título pontificio de Prelado de Honor de Su Santidad.

El padre Schoeffer sirvió con un fecundo ministerio en distintas parroquias de la diócesis de San Isidro, hasta que fue enviado a la arquidiócesis de La Plata, donde ejerció la función de provicario general primero durante el gobierno pastoral del arzobispo de La Plata, monseñor Carlos Galán y posteriormente durante el de monseñor Héctor Aguer.

En el último tiempo de su vida, con algunas dificultades de salud, fue nombrado capellán del Hogar de Ancianos Plácido Marín, en San Isidro, regresando así a su diócesis de origen.

El mismo domingo de las exequias, a las 20, el arzobispo de La Plata, monseñor Héctor Aguer, celebró también una misa para rogar por su eterno descanso. Obispos, sacerdotes y religiosos se unieron y rezaron para despedir a este fiel ministro y sus familiares agradecieron públicamente las numerosas muestras de cercanía.

Durante la celebración desarrollada en la catedral platense, monseñor Aguer calificó al padre Schoeffer como "un sacerdote ciento por ciento, en verdad un hombre de Dios y no un funcionario", con una vida "ordenada al ministerio" y con todos sus gestos que "hacían referencia al Señor". El prelado agregó que "conocieron muy bien la profundidad de su entrega los pobres, los enfermos, los sacerdotes y las religiosas".

Colaboradores del arzobispado platense dijeron: "Lo recordaremos con una sonrisa y mucha admiración. Solo Dios podía hacerlo descansar. El Señor ha querido que falleciera el mes de enero, al igual que su gran amigo, el arzobispo Carlos Galán. Y la Virgen lo acompañó en su partida un primer sábado de mes. Todo un signo para un gran mariano como él".

Monseñor Schoeffer hubiera celebrado en 2014 cincuenta años de sacerdocio. El agravamiento de su salud hizo postergar, una y otra vez la despedida de la arquidiócesis platense y su retorno a la diócesis de origen. Fuentes eclesiásticas confiaron que en reuniones de sacerdotes y seminaristas era común escuchar sabrosas anécdotas de su apostolado de tiempo completo.

Una de sus grandes inquietudes era la difusión de las informaciones sobre la actividad de la Iglesia, pero sobre todo de las noticias relacionadas con los monasterios, de los cuales tenía un conocimiento muy actualizado y en ese sentido fue un gran colaborador, casi un cronista de la agencia AICA, con la que mantenía permanente contacto.

Su deceso causó gran impresión y dolor en quienes lo conocieron, lo trataron y lo consideraban un sacerdote virtuoso y ejemplar.+