Lunes 16 de septiembre de 2024

Card. Rossi: 'La observancia literal de los preceptos es estéril si no cambia el corazón'

  • 4 de septiembre, 2024
  • Córdoba (AICA)
El arzobispo de Córdoba instó a "revisar nuestro fariseísmo personal y eclesial" y destacó el primado para los cristianos de la interioridad y el deseo de hacerlo todo por amor a Dios.
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El arzobispo de Córdoba, cardenal Ángel Rossi SJ, instó a "revisar nuestro fariseísmo personal y eclesial, esta actitud del corazón" durante su homilía en la celebración del domingo vigesimosegundo del tiempo ordinario.

"Para el cristiano opuesto al fariseo, la ley que rige nuestra vida no es una norma exterior que está fuera y a la que tengo que adecuarme, y entonces nos quedamos en paz cuando la cumplimos cabalmente. Nuestra ley, en cambio, es la interna ley de la caridad", destacó el prelado, que subrayó entonces el primado de la interioridad, es decir, el primado del corazón.

Por eso, diferenció: "No son las cosas exteriores las que nos hacen santos o no, sino que es el corazón el que expresa nuestras intenciones, nuestras elecciones y el deseo de hacerlo todo para Dios, por amor de Dios".

Subrayó que "solo con actitudes exteriores no basta; si el corazón no cambia, en realidad no somos verdaderos cristianos. El formalismo, el legalismo propio de los fariseos, termina siendo una excusa que permite evadirnos del único mandamiento del amor a Dios y al prójimo, termina siendo una escucha sin praxis, sin gestos".

"El servicio del templo tiene que prolongarse en la liturgia de la solidaridad, de la fraternidad, de la justicia, de la misericordia", planteó, y consideró: "En definitiva, si Dios no te hace ver al hermano que hay que amar y servir, Dios ha desaparecido de tu horizonte y nuestro cristianismo se convierte en un intimismo, en un espiritualismo desencarnado".

Como entonces para los fariseos, el cardenal Rossi señaló que "existe también para nosotros el peligro de creernos en lo correcto, o peor, creernos mejores que los demás por el solo hecho de observar las reglas, las costumbres, aunque no amemos al prójimo".

Advirtió, además, que "la observancia literal de los preceptos es algo estéril si no cambia el corazón, si no se traduce en actitudes concretas: abrirse al encuentro con Dios y a su Palabra, buscar la justicia y la paz, socorrer a los pobres, a los débiles, a los oprimidos".

Por eso, concluyó pidiendo que "el Señor nos dé un corazón agradecido, magnánimo, que mire a los demás con los ojos como el Señor nos mira a nosotros. Se lo pedimos a la Virgen, ella que tenía esa mirada, que nos ayude también a nosotros a cambiar de a poquito nuestra mirada".+