"Un nuevo comienzo institucional nos obliga a pedirle a Dios que ayude a las personas que tienen a su cargo una responsabilidad, para que el país pueda florecer", sugirió el arzobispo de Mendoza.
El arzobispo presidió la misa de la Inmaculada en el predio mariano de Guaymallén, donde abrió el Año Jubilar, Vocacional y Misionero, con el lema "todos llamados, todos enviados, todos celebrando".
En su carta pastoral de Adviento, asegura además que es un "tiempo de espera confiada y de alegría jubilar para la Iglesia en Mendoza, que celebra noventa años de tantos dones de Dios para su pueblo".
"Que el Adviento nos encuentre preparados, con ganas, para que la Navidad sea fiesta de Dios en nuestro corazón", pidió el arzobispo de Mendoza en su reflexión semanal.