"Feliz el que no ve desvanecerse su esperanza" (cf. Si 14,2), es el lema elegido por el Papa para esa Jornada, que tendrá lugar el próximo 27 de julio.
"La vida de millones de niños está marcada por la pobreza, la guerra, la falta de educación, la injusticia y la explotación", lamentó el pontífice en su discurso inaugural.
En la Jornada Mundial de la Vida Consagrada, el Papa rezó las primeras vísperas, en las que instó a los religiosos a un verdadero encuentro con el Señor en la Eucaristía.
En la catequesis previa a la oración mariana, el Papa se refirió a Jesús como la "luz para iluminar a las naciones". "¡Cuánta necesidad tenemos, también hoy, de esta luz!", afirmó.