Santoral
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Santos Marcelino y Pedro, mártires.
Marcelino era un prominente sacerdote en Roma durante el reinado de Diocleciano; Pedro era exorcista. Ambos fueron detenidos y puestos en prisión, donde mostraron un celo extraordinario en alentar a los otros fieles cautivos y catequizar a los paganos. Lograron convertir al cristianismo al carcelero Artemio, a su mujer y su hija. Todos, incluso el carcelero y su familia, fueron condenados a muerte por el magistrado Severo hacia el año 304 en Roma. El emperador Constantino mandó construir una iglesia sobre la tumba de los mártires y quiso que ahí fuese sepultada su madre, Santa Elena.
San Atanasio
San Atanasio, obispo y doctor de la Iglesia
Nació en Alejandría el año 295, y fue el gran defensor de la fe católica contra la herejía de los arrianos, que negaban la divinidad de Cristo. En el Concilio de Nicea Atanasio pulverizó los argumentos de Arrio, y así fue anatematizado el arrianismo. Desde el 328 al 373, en que ocupó la sede de Alejandría, fue cinco veces desterrado injustamente, sin que ello lo intimidara en su lucha. Recorrió todo el imperio, perseguido de un lado a otro, sin cejar jamás. Sus escritos son vigorosos, como su carácter, de una lógica acerada y altamente práctica. Murió el año 373. Es uno de los grandes doctores de Oriente.
