La Iglesia conmemora a San José como esposo de María y padre adoptivo de Jesús, el 19 de marzo. Hoy lo recuerda como carpintero, y en consecuencia miembro de la clase obrera. Esta fiesta fue instituida en 1955 por Pío XII que proclamó a San José patrono de los trabajadores con la intención de que "todos reconozcan la dignidad del trabajo y que ella inspire la vida social y las leyes fundadas sobre la equitativa repartición de los derechos y deberes". Juzgaba el Pontífice que así, esta fiesta que el mundo del trabajo tenía como propia, "lejos de ser fomento de discordia, de odios y de violencia es y será invitación constante a la sociedad moderna a completar lo que aún falta a la paz social".