Multitudinaria peregrinación por el 42° aniversario de la Virgen de San Nicolás
- 25 de septiembre, 2025
- San Nicolás (Buenos Aires) (AICA)
El obispo, monseñor Hugo Santiago, presidió la misa central y, en su homilía, llamó a transformar el dolor en oración y a no resignarse ante el sufrimiento.
Con el lema "María, vos sos nuestra esperanza", decenas de miles de fieles se movilizaron este jueves para celebrar el 42° aniversario de la aparición de María del Rosario de San Nicolás.
Como cada año, la imagen de la Virgen salió en procesión desde el santuario para recorrer los alrededores, y recibió la tradicional lluvia de pétalos que los fieles le arrojan en homenaje.
A continuación, el obispo de San Nicolás, monseñor Hugo Santiago, presidió la misa central ante miles de personas en la explanada del templo. Entre las autoridades presentes se encontraban el intendente de de la ciudad, Santiago Passaglia, miembros del Concejo Deliberante y representantes del Ejército y Prefectura.
La celebración comenzó en la tarde noche del día anterior, cuando arribaron al Campito los peregrinos a pie provenientes de Buenos Aires y los de la procesión que partió desde La Emilia. En ese marco, la imagen de San Nicolás de Bari, patrono de la ciudad y de la diócesis, fue presentada ante la multitud de fieles antes de la tradicional vigilia de oración. A la medianoche, esa vigilia dio paso a la misa de bienvenida a María, también presidida por monseñor Santiago.
En su homilía durante la misa central, el prelado reflexionó sobre el sufrimiento humano, la esperanza y el poder del grito y el llanto como expresión de fe ante la adversidad.
Inspirándose en el grito de Cristo en la cruz, citó al papa León XIV, quien afirmó: "Jesús no muere en el silencio... ese grito encierra todo; dolor, abandono, fe, ofrenda, y es también un grito de esperanza". En este sentido, monseñor Santiago invitó a los fieles a no callar ante el dolor, sino a expresar sus sufrimientos con la confianza de que Dios escucha y puede intervenir incluso cuando todo parece perdido.
El obispo abordó diversas situaciones concretas que golpean hoy a la sociedad: la pérdida del trabajo, las enfermedades graves, las rupturas afectivas, la migración forzada y la violencia bélica. En todos los casos, destacó la tentación de caer en la impotencia y en el silencio resignado. Frente a esto, el mensaje fue claro: "Tenemos que gritar llorando, no como un grito de impotencia, sino como un llanto de esperanza... como una queja ante quien confiamos que nos puede ayudar."
Luego alertó sobre la "globalización de la indiferencia", e hizo un llamado a no dejarse vencer por la idea de que "no hay nada por hacer".
En ese marco, destacó que el sufrimiento, incluso el más extremo -como el que padecen los enfermos terminales o las víctimas del aborto o la eutanasia- puede ser asumido con sentido redentor y no como algo a descartar. "El sufrimiento forma parte de la vida y tiene un sentido de rescate y amor", expresó.
También insistió en el poder transformador de un "grito pacífico, desarmado y desarmante", que lejos de promover el odio o la confrontación, busca el diálogo y el encuentro. En un contexto de polarización social y violencia verbal, alentó a pacificar las redes sociales, a frenar los discursos destructivos y a trabajar por la amistad social.
Finalmente, invitó a mirar a la Virgen María, especialmente bajo la advocación de María del Rosario de San Nicolás, como modelo de fe en medio del dolor. "La Virgen también lloró como un gesto de esperanza, como una queja ante el Padre... confiando y creyendo en lo inaudito", recordó. Y aseguró que hoy, esa misma Virgen "nos invita a gritar ante los desafíos de nuestro peregrinar, como un grito de esperanza que confía en el Padre Dios".+