El 25 de septiembre de 1983, la señora Gladys Herminia Quiroga de Motta rezaba el rosario en su habitación cuando repentinamente se le presentó la imagen de la Virgen, vestida de azul, con el niño en brazos y un rosario en su mano. Según contó la mujer, le pidió que hiciera acuñar medallas con la imagen de la advocación de la Virgen del Rosario al frente, y la Santísima Trinidad en el dorso. A su vez, la Virgen le manifestó que quería que le construyan una casa amplia para recibir a sus hijos. Al salir de su vivienda, Gladys observó que un rayo cayó en donde hoy está ensamblado el templo. El 22 de mayo de 2016 la Iglesia, a través de un decreto firmado por monseñor Héctor Cardelli, obispo de San Nicolás, reconoció oficialmente estos hechos divinos. Sin embargo, desde mucho antes miles de fieles se acercan cada 25 de septiembre al santuario de San Nicolás, que se levanta en lo que se conoce comúnmente como El Campito.