Jueves 21 de noviembre de 2024

Mons. Uriona llamó a los sacerdotes a ser hombres de misericordia

  • 7 de abril, 2022
  • Río Cuarto (Córdoba) (AICA)
El obispo resaltó esta exhortación en la misa Crismal, y advirtió que "la evangelización no puede ser presuntuosa o prepotente".
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A pocos días de la Semana Santa, la diócesis de Río Cuarto celebró la misa Crismal, presidida por el obispo, monseñor Adolfo Uriona. Fue precedida por una celebración penitencial.

La misa crismal, presidida por el obispo y concelebrada con los sacerdotes de la diócesis, es la celebración en la que se consagra el Santo Crisma, y se bendice los restantes óleos o aceites para los enfermos y los que se van a bautizar.

La palabra crisma proviene de latín chrisma, que significa unción. El crisma es la materia sacramental con la cual son ungidos los nuevos bautizados, son signados los que reciben la confirmación y son ordenados los obispos y sacerdotes, entre otras funciones.

Esta misa se celebra cada Jueves Santo. Sin embargo, en algunas diócesis, se ofrece algunos días previos al Triduo Pascual, para que los sacerdotes de lugares lejanos puedan llegar y regresar a sus comunidades para vivir con ellas la Semana Santa. 

En su homilía, monseñor Uriona expresó con respecto al Evangelio y a esta celebración sacerdotal: “El Señor, Ungido por el Espíritu, trae la Buena Noticia a los pobres".

"Todo lo que Jesús anuncia, y así también ha de ocurrir con nosotros sacerdotes, es Buena Noticia. Y, al igual que Jesús, el sacerdote hace este alegre anuncio con toda su persona, porque transmite la alegría evangélica de quien ha sido ungido en sus pecados con el aceite del perdón y es enviado para ungir a los demás”.  

Luego, animó: “Como discípulo misionero, el sacerdote anuncia el mensaje de salvación con todo su ser. Por ello, por ejemplo, cuando predica la homilía ha de llegar al corazón de su gente con la Palabra con la que el Señor lo traspasó a él en su oración personal”. 

Además, profundizó: “La Buena Noticia nace de la Unción. La primera unción es la que hizo el Espíritu Santo en el seno de María ‘y el Verbo se hizo carne’. En aquellos días, la feliz noticia de la Anunciación hizo cantar el Magníficat a la Madre Virgen, e hizo saltar de gozo a Juan en el seno de su madre Isabel”. 

“Hoy, Jesús regresa a Nazaret, y despliega la unción del Espíritu en la pequeña sinagoga de su pueblo”, resaltó el prelado. 

Por esto, agregó que “no se pueden separar estas tres gracias del Evangelio: su verdad, que quiere encarnarse en la realidad de las personas, su misericordia incondicional con todos los pecadores, que los rescata de su miseria, y su alegría, la alegría de un Padre que no quiere que se pierda ninguno de sus pequeñitos y la alegría de Jesús al proclamar que los pobres son evangelizados”. 

Siguiendo el magisterio de Francisco, el obispo mencionó tres íconos o imágenes de la Buena Noticia. En cuanto al primero, se refirió al signo en las Bodas de Caná, y advirtió a los presbíteros que “sin la Virgen no podemos llevar adelante nuestro sacerdocio”.

Una segunda imagen de la Buena Noticia es aquella vasija que, al pleno sol del mediodía, portaba sobre su cabeza la samaritana. “El Señor -que es la Fuente de agua viva- no tenía con qué sacar agua para beber unos sorbos. Y la samaritana sacó agua de su vasija saciando la sed del Señor”, explicó el obispo. 

Y afirmó que “la sació más con la confesión de sus pecados concretos que reconoció con humildad ante él. Se convertiría así en testigo de la misericordia ante los paisanos de aquel pequeño pueblo”.

En ese sentido, resaltó: “El sacerdote debe ser el hombre de la misericordia, el que toca con sus manos las heridas de su pueblo a través de su cercanía a los enfermos, a los angustiados y desesperados”. 

El tercer ícono de la Buena Noticia es el corazón traspasado del Señor que atrae a todos hacia sí. “De Él tenemos que aprender que la evangelización no puede ser presuntuosa o prepotente. No puede ser rígida la integridad de la verdad, porque la verdad se ha hecho carne, se ha hecho ternura, se ha hecho niño, se ha hecho hombre, se ha hecho pecado en cruz”, concluyó. +