Jueves 21 de noviembre de 2024

Francisco pidió por una Iglesia donde laicos y pastores vivan una "verdadera fraternidad"

  • 18 de febrero, 2023
  • Ciudad del Vaticano (AICA)
Este sábado 18 de febrero el papa reflexionó sobre el papel de los laicos en la Iglesia, insistiendo en la común pertenencia a Cristo de todos los bautizados.
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Los laicos no son “huéspedes” en la Iglesia, sino que están en su casa: así lo expresó el papa Francisco cuando recibió en audiencia este sábado 18 de febrero a los participantes del Congreso internacional para los presidentes y representantes de las Comisiones Episcopales para los laicos, titulada: "Pastores y fieles laicos, llamados a caminar juntos", organizado por el Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida con el objetivo de reflexionar sobre la corresponsabilidad de pastores y fieles para caminar juntos en la Iglesia.

Entre los 210 participantes de la audiencia se encuentra el obispo de Morón, monseñor Jorge Vázquez, que fue invitado al Congreso en su carácter de presidente de la Comisión Episcopal para los Laicos, la Familia y la Vida (Cevilaf).

En su discurso, el sucesor de Pedro se detuvo en la dimensión “sinodal” de este camino, pidiendo la superación de los modos autónomos de actuar, ya que la sinodalidad encuentra su fuente y fin último en la misión: “Pastores y fieles laicos juntos. No individuos aislados, sino un pueblo que evangeliza”, pidió el papa.

“Esta es la intuición que debemos tener siempre: la Iglesia es el pueblo santo de Dios. No es populismo ni elitismo, no. Es el pueblo santo fiel de Dios. No se aprende teóricamente, se entiende como vivir”.

Francisco rescató su Exhortación Apostólica Evangelii gaudium, donde expresa el sueño de una Iglesia misionera, aunque explicó que para eso la Iglesia necesita ser sinodal.

"Sueño con una Iglesia misionera. Y me viene a la mente una figura del Apocalipsis, cuando Jesús dice: 'Estoy a la puerta y llamo'. Es verdad, era para entrar: 'Si alguien me abre, yo entraré y comeré con él’. El drama de la Iglesia es que Jesús sigue llamando a la puerta, pero desde dentro, ¡para que lo dejen salir! Muchas veces la Iglesia no deja salir al Señor, lo tiene como propiedad, y el Señor ha venido para la misión y nos quiere misioneros".

Para el pontífice, este horizonte ofrece la clave adecuada para comprender el tema de la corresponsabilidad, de la valoración de los laicos. Esto no depende de alguna novedad teológica ni se trata de una categoría de “exigencia”, sino que se fundamenta en una correcta visión de la Iglesia como Pueblo de Dios, de la cual los laicos son parte plena junto con los ministros ordenados. “No los dueños, son los servidores".

Francisco afirmó que es necesario recuperar una “eclesiología integral”, donde se debe enfatizar la unidad, no la separación. El laico no es un “no clérigo” o un “no religioso” sino bautizado como miembro del Pueblo santo de Dios.

En el Nuevo Testamento, detalla el obispo de Roma, no aparece la palabra laico, sino que se habla de fieles, discípulos, hermanos, términos que se aplican a todos: laicos y ministros ordenados. Por tanto, el único elemento fundamental es la pertenencia a Cristo. Los mártires, por ejemplo, no se declaran obispos ni laicos, sino cristianos.

“También hoy, en un mundo cada vez más secularizado, lo que realmente nos distingue como Pueblo de Dios es nuestra fe en Cristo, no nuestro estado de vida. Somos cristianos bautizados, discípulos de Cristo. Todo lo demás es secundario.”

Ciertamente los laicos están llamados a vivir su misión en ambientes seculares, pero esto no excluye que tengan capacidades, competencias para contribuir a la vida de la Iglesia.

En este proceso, la formación de los laicos es indispensable para vivir la corresponsabilidad. Formación no sólo académica, sino práctica, ya que el apostolado de los laicos es ante todo testimonio.

“En este punto también quisiera subrayar que la formación debe estar orientada a la misión, no solo a las teorías, porque eso termina en ideologías. Es terrible, es una plaga: la ideología en la Iglesia es una plaga”, denunció Francisco.

Por su parte, los pastores también deben formarse, desde el seminario, para una colaboración cotidiana y ordinaria con los laicos. Esta corresponsabilidad permitirá superar dicotomías, miedos y desconfianzas recíprocas.

“Ha llegado el momento de que pastores y laicos caminen juntos en todos los ámbitos de la vida de la Iglesia, en todas las partes del mundo. Los fieles laicos no son 'huéspedes' en la Iglesia, están en su casa, y por eso están llamados a cuidar de su propia casa”, exhortó.

Francisco pidió una mayor valoración de los laicos, especialmente de las mujeres, en la vida de las parroquias y diócesis. Y ofreció ejemplos de colaboración con los sacerdotes: en la formación de niños y jóvenes, en la preparación al matrimonio, en el acompañamiento de la vida familiar, en la organización de iniciativas, en el trabajo en las oficinas diocesanas e incluso contribuyendo a la formación de seminaristas y religiosos, recordando que los laicos también pueden ser directores espirituales.

“Podríamos decir: laicos y pastores juntos en la Iglesia, laicos y pastores juntos en el mundo”, concluyó el papa citando el libro Meditations sur l’Eglise, en el que el cardenal Henri De Lubac advierte sobre el clericalismo.

"El clericalismo debe ser expulsado. Cualquiera que caiga en esta actitud hace mucho daño a la Iglesia. Pero es una enfermedad contagiosa y peor que un sacerdote o un obispo clerical son los laicos clericalizados."

Francisco terminó su discurso recomendando que todos tengan en el corazón y en la mente esta visión de la Iglesia: “Una Iglesia abierta a la misión y donde las fuerzas se unen y caminan juntas para evangelizar”. +